«Me he tenido que empadronar en un agujero que estaba en la calle»
«No tiene problemas de alcohol ni droga. Apenas duerme por el miedo de que alguien le haga daño. Está en la calle porque los albergues no aceptan a sus perros»: la historia de un joven español impacta al país
europa press
Viernes, 10 de marzo 2017, 02:12
«Dormía en un cajero y una noche dije: 'No puedo estar más aquí. Me despiertan toda la noche, descanso mal, tengo que tener un ... ojo abierto y paso frío'...». Así comienza la historia de Ángel.
Vecinos de Barakaldo (Bizkaia) se están organizando para ayudar a Ángel, un joven sin recursos de 22 años, que ocupa en una pequeña construcción bajo el puente de la autopista en la zona entre los barrios de Llano y Cruces. A través de las redes sociales se pide colaboración para adecentar el habitáculo que ocupa, donde tendrá que vivir tres meses para conseguir acceder a las ayudas de emergencia social (AES) del Ayuntamiento y a la Renta de Garantía de Ingresos (RGI).
La iniciativa ha partido de una vecina de Barakaldo, Ilona Zamora, que ha hecho el llamamiento a través de dos grupos de Facebook: 'Tu no eres de Barakaldo si...', que cuenta con 13.453 miembros, y 'Barakaldo Solidario', que tiene 1.647 seguidores.
Según ha explicado Zamora, que es la administradora del grupo de Facebook 'Barakaldo Solidario', Ángel es un joven de 22 años, natural de Llodio, que, "por malas circunstancias familiares ha ido de un centro de acogida a otro, hasta terminar viviendo en la calle". "No tiene ningún problema de alcohol ni de drogas", ha asegurado, para explicar que "desayuna y come" en las instalaciones de la asociación Goiztiri, pero "no tiene donde cenar y va a dormir a la garita debajo del puente porque tiene perros y no admiten animales en los albergues".
La impulsora de esta iniciativa solidaria ha indicado a Europa Press que Ángel localizó la garita que ocupa, la limpió y la convirtió en un lugar donde "malvivir", pero "vive en tensión y apenas duerme por el miedo de que venga alguien y le haga daño" porque la construcción no tiene puerta.
Según informa El Correo, el joven había vivido en Santander, y antes de eso pasó por varios centros de acogida para menores. «Dormía en un cajero y una noche dije: 'No puedo estar más aquí. Me despiertan toda la noche, descanso mal, tengo que tener un ojo abierto y paso frío'», señala. Dio con el rincón en el que vive ahora y que ha dejado como domicilio en el Ayuntamiento de Barakaldo. Así ha podido poner en marcha los mecanismos para obtener una ayuda, aunque los trámites pueden tardar un poco. «Me he tenido que empadronar en un agujero que estaba en la calle», detalla. Hasta ahora le han negado la RGI por no tener 23 años, explica.
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