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Los récords más raros del mundo

Este alemán con la boca más grande del planeta convive en esa biblia de lo insólito que es el Guinness con mujeres barbudas y perros gigantes

antonio paniagua

Domingo, 9 de octubre 2016, 00:37

Cuando el diablo no tiene nada que hacer, bate récords con lo que tenga a mano. Unos ambicionan la gloria, otros la inmortalidad. Y muchos, ... muchísimos, se conforman con el Guinness. Quieren que su nombre figure en el libro de lo insólito, esa guía de proezas que parecen imposibles y, sin embargo, con esfuerzos extenuantes, están al alcance de la mano. Aparecer en esta biblia de las marcas no garantiza ingresar en el parnaso, pero quien inscribe su nombre en ella se convierte en un dios indiscutible. Las hazañas van desde lo heroico a lo absurdo. La última edición es una nueva antología del disparate y de la desmesura, toda una apología de la resistencia a la adversidad. Aunque no es oro todo lo que brilla, porque a veces las hombradas son todo un desdoro y un desafío al sentido del ridículo. ¿Ejemplos? La mujer más joven con barba, el hombre con el pelo de las cejas más largo, el tipo que mayor distancia ha recorrido arrastrado por un caballo y redoble de tambores ¡con el cuerpo en llamas! El Guinness World Records 2017 (Planeta Junior), que recoge todas estas extravagancias, ya está aquí. Este martes lucirá en los escaparates de las librerías en una cuidada edición con abundantes fotografías que dan fe del prodigioso espíritu humano de superación. El tinglado del más difícil todavía nunca entra en crisis. Cada año renace con nuevos hallazgos a cual más insólito. Como es habitual, también hace un recordatorio de récords memorables de otros años. Los responsables del Guinness tienen tantos hitos registrados que reventarían la capacidad de almacenamiento de cualquier disco duro. «Actualmente tenemos más de 16.000 récords en nuestra página web», dicen los organizadores. El libro que nos ocupa es sólo un parco resumen. En estos años han sucedido muchas cosas para quedarse con la boca abierta. Quiebras, corrupciones, asesinatos, terremotos, pactos, líneas rojas y Trump. Como el candidato republicano, Bernd Schmidt es todo un bocazas. No hay nada que le arredre. Abre sus fauces como el tiburón de Spielberg, de modo que puede dar un mordisco a una hamburguesa triple sin que se le descoyunte la mandíbula. Como no hay experimento sin comprobación empírica, una odontóloga alemana ha certificado que entre sus incisivos superiores e inferiores hay un hueco de 8,8 centímetros. Su habilidad sirve tanto para bostezar de aburrimiento como para gritar de espanto.

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