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¿Un pelo de tontos?

Esprays, implantes, peluqueros con salarios desorbitados... Algunos políticos parecen haber perdido la cabeza en vez del cabello. Pero no son los únicos. Cada vez más españoles recurren al ‘chollo’ de los especialistas turcos para recuperar la melena

Inés Gallastegui

Martes, 26 de julio 2016, 00:32

¿Qué les pasa a los hombres cuando se les cae el pelo? ¿Acaso pierden también algunas neuronas? La ciencia no parece apoyar esta ... hipótesis, pero ahí está Donald Trump, cuyo discurso racista y machista es tan simplón como enrevesada su arquitectura capilar, cuidadosamente diseñada para tapar el cartoncillo; o François Hollande, que carga a los presupuestos del Estado el robusto salario de casi 10.000 euros mensuales que gana el coiffeur del Elíseo por ocuparse de su frágil cabellera. «A lo largo de la historia el pelo ha estado ligado a la masculinidad y la seducción», justifica el peluquero Óscar Guinea. La calvicie es percibida como un signo de pérdida de juventud, un deprimente camino sin retorno. ¿Es posible quedarse pelón con dignidad y estilo? Los expertos lo tienen claro: sí. Cortes y peinados adecuados a cada estadio de la alopecia, tratamientos hormonales o cosméticos para tratar de frenar la caída, rapados o afeitados radicales del cráneo con o sin barba y la posibilidad, cada vez más accesible, del autotransplante.

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