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¡Pero qué bueno era el 600!

Fue el pionero, pero coches como el Fiesta, el 127 o el R-5 generalizaron la motorización. No parecían tener límite de capacidad y servían para que el padre mutase en temible DJ

carlos benito

Lunes, 25 de julio 2016, 00:08

Dice el tópico que, cuando llegaba el verano, las familias españolas de hace treinta, cuarenta o cincuenta años se debatían entre las vacaciones en el ... mar o en la montaña, pero eso era más cosa de los tebeos que de la realidad: en buena parte de los hogares, la única opción era el pueblo, y como máximo se podía dudar entre el de la madre y el del padre. En muchos casos no existía gran diferencia, porque el muy puñetero se las arreglaba para no tener ni mar ni montaña: el pueblo solía ser irrevocablemente interior, parte de esa España del éxodo que se repoblaba en verano, donde lo más parecido a un mar eran la fresca poza del río o el bendito pantano.

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