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La colosal dinastía que seduce a actrices y modelos

La colosal dinastía que seduce a actrices y modelos

Un rey sin reino con 15 millones de súbditos perseguidos durante siglos y una fortuna de 10.000 millones. El ‘dios’ de los ismaelitas se muda a Portugal con su influyente fundación. Allí será intocable

zuriñe ortiz de latierro

Jueves, 9 de junio 2016, 01:40

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Su padre se casó con Rita Hayworth tras un divorcio exprés con Orson Welles en una boda bastante más divertida que la de Grace Kelly en la Riviera francesa: marajás, emires y príncipes chapoteando en una piscina desbordada de colonia. En aquella fascinante juerga, a Gilda le cubrieron de perlas, marfil y diamantes. Le besaron los pies. Lo de su abuelo fue todavía más exótico. Desposado primero con una bailarina italiana, luego con una modista parisina, para terminar con una miss Francia, le regalaban todos los años su peso exacto en oro. Con semejantes antecedentes familiares, a Karim Aga Khan no le sorprende nada, pero fascina todo lo que hace.

Ese hombre con aire de violonchelista despistado y andar ya un poco torpe en diciembre le caen 80 años ha decidido mudarse con su millonaria fundación de Francia a Portugal, dejando a medio planeta con la boca abierta. Aquí, aún más, porque en sus oficinas de Ginebra trabaja la infanta Cristina es íntimo de Juan Carlos I desde que se conocieron de niños en un selecto colegio suizo y se empieza a hablar de un posible traslado de la familia Urdangarin Borbón. Aunque un portavoz de la organización ha aclarado que la hermana de Felipe VI seguirá colaborando a tiempo parcial en la red helvética de los Khan.

El palacio lisboeta Henrique de Mendonça, comprado por 12 millones de euros, será su nuevo centro de operaciones, donde dirigirá la fundación que da empleo a 80.000 personas en 30 países. Bautizada como la segunda ONU, promueve soluciones creativas a los problemas que impiden el desarrollo social, principalmente en Asia y África Oriental, centrando sus recursos en la salud, la educación, el medio rural y el fortalecimiento de la sociedad civil. El presupuesto anual ronda los 470 millones de euros.

Su fortuna personal tiene más ceros, que bailan según las fuentes. La revista Forbes la estimó en 775 millones de euros en 2008. Pero la justicia francesa calcula que andará por los 10.000. Una de sus principales fuentes de ingresos es la cría de caballos de pura raza: posee la mayor cuadra de Francia y por algunos de sus potros se han llegado a pagar 935.000 euros. Su faceta empresarial más conocida es la de socio mayoritario de Fimpar, la financiera italiana que se hizo con el grupo hotelero Ciga e impulsó la exclusiva Costa Esmeralda, en Cerdeña.

El linaje de las mujeres bellas

  • Títulos

  • Como descendiente de los fatimíes, la dinastía que fundó El Cairo y gobernó gran parte del norte de África y Oriente Medio, Karim ostenta el título de príncipe. El de Aga Khan se lo concedió a su familia el Sha de Persia en 1818. El de Alteza, la reina Isabel II en 1957.

  • Cuatro hijos

  • Los tres mayores los tuvo con la modelo inglesa Sarah Croker. La primogénita es Zahra al Hussaini (Ginebra, 1970) y es la jefa de la infanta Cristina. En 2005 se casó con el exmodelo y economista por Oxford Mark Boyden. La suya, en el castillo de Chantilly, fue la boda del año en 1997. Están divorciados. El enlace de su hermano Rahim fue privado, pero no menos exótico, porque se ha unido a la top estadounidense Kendra Spears.

  • Su amigo Juan Carlos I

  • Son íntimos desde niños. Han protagonizado numerosas aventuras náuticas. El Fortuna, una maravilla de 42 metros de eslora que navegaba a 70 nudos, era un diseño para el Aga Khan. Pero el monarca español se encaprichó tanto de él que terminó por cederle los planos. En sus horas más bajas, ha acogido a la infanta Cristina en Ginebra, donde su fundación le da trabajo.

  • Bellezas

  • Rita Hayworth, Jean Fontaine, Judy Garland, Zsa Zsa Gabor, Kim Novak... por citar a las más conocidas. Todas han pasado por los brazos de un Aga Khan.

  • Portugal

  • La fundación y su principal residencia se encuentran ahora en Chantilly, muy cerca de París. Pero en año y medio se mudará al palacio Henrique de Mendonça. Le ha costado 12 millones.

Nacido en Ginebra y educado en Occidente, Karim es un astuto hombre de negocios, un bon vivant con dos sonados divorcios a cuestas, pero también el líder de los ismaelitas nazaríes: 15 millones de musulmanes convencidos de que es el descendiente directo de Alí, el yerno de Mahoma y primer imán tras su muerte, y por tanto su representante en la Tierra. Viven principalmente en Siria, la India, Pakistán, Tayikistán, Yemen... y le pagan diezmos más o menos voluntarios. «Lo consideran su rey y su líder espiritual. Lo tratan como si fuera un dios. Los asiáticos son los más creyentes. Los norteamericanos, los más ricos. Son una red formidable que se diferencian del resto de musulmanes en cuestiones vitales como que ellos rezan dos veces en vez de cinco, no ven necesario peregrinar a La Meca, pero deben tener siempre presente al Aga Khan. Tampoco creen en el pañuelo islámico», condensa Naima Benaicha Ziani, profesora de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad de Alicante.

Alteza por orden de Isabel II

El origen de esta corriente chiíta se remonta a la defunción, en el año 765, del sexto imán, Yafar al-Sadiq, y las luchas fraticidas por su sucesión. Él había nombrado a su primogénito, Ismael, pero falleció antes que su padre. Los ismaelitas no admitieron su muerte, adoptaron su nombre y extendieron la creencia de que se había ocultado para volver al final de los tiempos como mahdi (prometido). Perseguidos hasta la muerte, siguieron venerándolo en secreto al tiempo que hacían un intenso proselitismo. «Prepararon y enviaron por todo el mundo misioneros para propagar el islam ismaelí», ilustra Benaicha Ziani.

Durante siglos han sobrevivido a escabechinas monstruosas manteniéndose discretamente activos y el actual Aga Khan ha logrado ser recibido con honores de jefe de estado en Occidente pese a ser la única Alteza del mundo el título se lo dio Isabel II sin país. Pero en el mundo árabe no tiene demasiado predicamento. Los suníes defienden que los ismaelitas ni siquiera son chiítas. Y los terroristas del Daesh se la tienen jurada; dicen que es un ateo. Su vida peligra, al punto de que sus mansiones repartidas por el planeta siempre están abiertas, con el vino en su punto, por si se presenta. Solo su equipo más íntimo sabe dónde dormirá hoy.

Pretende modernizar el islam, pero no tiene aliados. Desde que con 20 años sucedió a su abuelo su padre andaba más centrado en Rita Hayworth y otras musas de las hechuras de Kim Novak, una de sus principales misiones ha sido la de interpretar el Corán con una visión bastante más laxa que la practicada en otras latitudes. También define cómo tienen que insertarse sus seguidores en las sociedades donde viven: su educación, la salud, los negocios. Primero se deben a la constitución del país en cuestión, luego a él.

Los 10.000 fieles portugueses, por ejemplo, son dirigidos por un consejo nacional que pone en práctica las instrucciones del aristócrata. Este mini gobierno de 19 sabios asegura el funcionamiento de la comunidad lusa, la mozambiqueña, la angoleña y la española, que es bastante escasa.

Nuestros vecinos han tratado la mudanza del Aga Khan como una cuestión de estado después de arrebatarles la operación a los canadienses, igualmente interesados en atraer sus inversiones. La mansión que remozará durante el próximo año y medio será lo más parecido a un embajada. Las instalaciones serán «inviolables» y el imán y su personal tendrán inmunidad legal y beneficios fiscales importantes, según el convenio aprobado por el Parlamento.

Divorcios de escándalo

Karim paseará por sus jardines de palmeras y limoneros con mujeres hermosas. El Aga Khan IV aporta dos divorcios a la leyenda. Su primera esposa, la begum Salimah, fue la modelo inglesa Sarah Croker. El amor les duró 25 años y tuvieron tres hijos. En 1998 irrumpió en su vida la aristócrata alemana Gabriele Homey Thyssen, cinco lustros más joven que él y protagonista del divorcio más caro de la historia de Francia: se llevó 60 millones de euros después de diez años de batalla legal. Y parece que no le llega. Hace meses vendió una colección de joyas de los Khan por 20 millones, incluido el juego de esmeraldas y diamantes con el que deslumbró del brazo de Karim en la cena previa a la boda de Felipe y Letizia. Otro amor de las mil y una noches hecho añicos... por una rubia despampanante, Beatrice van Pallandt.

Los Khan son modernos, cultos Karim se licenció con honores en Harvard e infieles por naturaleza. Las tres últimas generaciones, sin contar a los cuatros hijos del líder ismaelita, suman siete ruidosas rupturas ante el juez. Aunque dicen que uno de los mayores chascos no se lo ha llevado con una mujer, sino con un yate. Su último capricho se llama Alamshar, como uno de sus mejores caballos de carreras. Después de seis años de astillero y 150 millones de euros invertidos, la nave no alcanza los 70 nudos que pretendía. Y para esto no hay divorcio.

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