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Faro de las Ballenas, en la Isla de Ré.
La tradición navegante de Charente-Maritime

La tradición navegante de Charente-Maritime

El pasado militar de Rochefort, la reputación comercial de La Rochelle y el buen ‘saber vivir’ de la Isla de Ré, algunas experiencias de la costa atlántica francesa

Virginia Carrasco

Domingo, 24 de abril 2016, 07:39

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A veces el mar separa. Personas, culturas, territorios. Divide y diferencia. Pero en otras ocasiones, sirve para aglutinar intereses, fundar ciudades, hacer prosperar a sus gentes. Es lo que el océano Atlántico ha propiciado en la costa oeste de Francia, en el departamento de Charente-Maritime, dentro de la región de Poitou-Charentes. Allí, al abrigo de sus olas, lugares tan dispares como Rochefort, La Rochelle o la Isla de Ré han encontrado su punto de encuentro y su razón de ser.

Rochefort, la antigua vanguardia marítima

Rochefort es una ciudad que creció al ritmo de las fragatas que se construían en sus famosos astilleros. Elegida por su ideal situación defensiva a orillas del río Charente, Luis XIV se propuso convertir aquella tierra de marismas, pantanos y fuertes en el mayor arsenal real de Europa. Para ello, invirtió en muelles, astilleros y estructuras que permitiesen acoger y organizar a los marinos, barcos y armas que allí se daban cita. Durante 250 años, se construyeron, se armaron y se mantuvieron en su arsenal marítimo más de 550 naves. Se creó la Cordelería Real, un impresionante edificio de 374 metros de longitud que albergaba la fábrica manufacturera donde se hacían los cordajes de los navíos y que hoy en día se puede recorrer en una original visita. A escasos metros, sus antiguos astilleros acogen una réplica exacta de la fragata Hermione, el famoso navío con el que Lafayette salió a ayudar a los independentistas norteamericanos allá por 1778 y que ha sido reconstruido por un grupo de apasionados que consiguió emular la gesta del viaje en 2015.

La Puerta del Arsenal, un pequeño arco que separa los edificios navales de la parte civil, no logra mitigar la sensación del pasado militar, impregnado en la ciudad cuando se recorre tranquilamente sus calles rectilíneas de diez metros de anchura. Jean-Baptiste Colbert, primer ministro del Rey Sol, ideó un tablero urbanístico con casas en piedra de dos pisos para acoger a oficiales y viajeros por igual.

Pero es que este año, además, Rochefort está de aniversario. Hace medio siglo que el rodaje de la película Las señoritas de Rochefort con Catherine Deneuve a la cabeza puso en el imaginario colectivo a esta coqueta ciudad, que cuenta también con cafés, plazas y rincones escondidos pero igualmente interesantes. La casa del escritor Pierre Loti, donde cada habitación guarda pintorescos recuerdos de sus numerosos viajes o el Museo des Commerces d'Autrefois, que transporta al visitante a tabernas, carnicerías o escuelas de principios del siglo pasado gracias a su detallista ambientación con mobiliario y objetos de la época son sólo algunos de los sitios de un lugar orgulloso, todavía hoy, de su patrimonio marítimo.

Comercio y turismo en La Rochelle

Subiendo hacia el norte 25 kilómetros, el viajero entra en las calles adoquinadas de La Rochelle. A diferencia de Rochefort, que creció alrededor del arsenal militar, esta ciudad portuaria basó su apogeo en el comercio y ahora en el turismo. Casi tres millones de curiosos viajeros se adentran cada año en un casco histórico medieval perfectamente conservado de casas con paredes de entramado, soportales renacentistas y palacetes de piedra blanca de los antiguos armadores. Su ayuntamiento, uno de los más bonitos de Francia y actualmente en restauración, es una joya del gótico flamígero rodeado por un pequeño recinto amurallado al que se puede llegar recorriendo avenidas con gárgolas en sus tejados o escudos con historia en sus fachadas. Las numerosas iglesias católicas, así como la catedral, dan idea de un pasado donde la religión jugó un papel importante ya que La Rochelle fue peso fuerte del protestantismo en Francia durante casi sesenta años.

Datos de interés

  • Cómo llegar Air Nostrum tiene vuelos directos Madrid-Burdeos.

  • Más información sobre los destinos

  • www.cognac-francia-atlantica.es

  • www.rochefort-ocean.com

Pero a pesar de todo, la ciudad ha mantenido siempre su vista orientada al mar. La situación de sus tres torres monumentales (la de San Nicolás, la de la Cadena y un poco más allá la de la Linterna, todas construidas entre los siglos XIV y XV) dan buena fe de ello. La Torre de San Nicolás, la más reconocible con una altura de 42 metros, cumplía una función defensiva y de vigilancia, llegando a ser en algún momento la casa del gobernador. La Torre de las Cadenas, justo enfrente, vigilaba los movimientos y el trafico de los barcos en su entrada y salida al Puerto Viejo. La Torre de la Linterna, un poco más alejada, es a día de hoy el último faro medieval de la costa atlántica. Utilizada durante una época como cárcel, también es conocida por los lugareños como Torre de los Cuatro Sargentos, ya que según cuenta la leyenda, fue allí donde estuvieron encerrados cuatro sargentos del ejército francés que habían conspirado contra el rey Luis XVIII antes de ser llevados a París para su ejecución.

El buen vivir en la Isla de Ré

El mar como modo de defensa. El mar como ruta de intercambio. Y el mar como medio de disfrute. Porque entre el Rochefort militar y La Rochelle turística y comercial se encuentra, entre otras, la isla de Ré, destino vacacional de aquellos que pueden y quieren saborear la vida en su forma más tranquila. Con 30 kilómetros de largo y cinco de ancho, y unida al continente por carretera sólo desde 1988, Re la blanca como también es conocida, alberga diez pueblecitos con encanto desperdigados entre viñas, huertos, bosques e increíbles paisajes naturales. Numerosos son los famosos que la escogen para pasar sus días libres y ha sido el lugar elegido por la selección española de fútbol para establecer su cuartel general durante la próxima Eurocopa. Descubrirla a golpe de pedaleo es lo tradicional, así como parar en alguno de sus numerosos puestos o restaurantes donde el plato estrella son las ostras, criadas en distintos puntos de la isla. Saint Martín de Ré es la capital, puerto amurallado y escaparate para ver y ser visto, pero el Faro de las Ballenas es posiblemente su principal monumento, donde las panorámicas de la isla a más de sesenta metros de altura son espectaculares.

Ya sea rememorando viejas glorias marítimas, ya sea relajándose en sus playas o descubriendo nuevos sabores y experiencias, el mar da a cada lugar lo que necesita.

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