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El juez que se disfrazaba en la Plaza de Armas

Howard Jackson huyó de la guerra en Liberia y acabó en Sevilla. Vende pañuelos en la calle para pagarse la matrícula de la universidad.«Me llaman figura»

julia fernández

Martes, 12 de abril 2016, 00:34

Cuenta que cuando tenía 36 horas, su padre le hizo emocionado su primer regalo, que se lo acercó casi temblando a su minúscula mano y ... que él lo agarró con fuerza. Era un bolígrafo, no muy diferente de los que usa ahora. También cuenta que en su casa siempre quisieron que fuera alguien en la vida y que estudiara «para poder trabajar en el gobierno o en los juzgados», y que pensaba hacerlo, pero que la guerra se cruzó en su camino y tuvo que dejarlo todo a medias. Hasta hace tres años, cuando retomó los estudios, primero con un curso de acceso a la universidad y, después, matriculándose en la carrera que siempre ansió: Derecho. «Quiero ser juez».

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