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El caviar del pata negra

Durante la montanera, se atiborran de bellotas en las dehesas extremeñas antes de ir al matadero. De allí saldrán convertidos en los mejores jamones del mundo

juliÁn mÉndez

Miércoles, 27 de enero 2016, 01:58

"Ouuuutetete. Ouuuutete. Amos, hombre, amos, gordo. Oooooooteee". La templada voz de Blas Larrasa Galván el Canito (73 años), porquero desde chiquinino, acompaña y ... guía a la piara de cerdos ibéricos que come y hoza en esta finca de Vargas del Rey cercana a Jerez de los Caballeros (Badajoz). Los cochinos grises no levantan el hocico del suelo. Comen con fruición y descascarillan las bellotas de encina como adolescentes comiendo pipas a la salida del instituto. De tiempo en tiempo, como para refrescarse la boca, los marranos devoran manojos de húmedos tréboles y espigas de hierba. «El guarro es un animal que requiere compañía. Con compañía humana comen más. Si están solos, se echan», explica Larrasa mientras pega una calada a una de las sempiternas brevas que le acompañan en su tarea. «Acompañarlos. Esta es la misión del porquero en la montanera de toda la vida del mundo», filosofa Blas.

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