El 'vampiro' de los pobres

En los países occidentales, de forma cíclica, una alarma anuncia la llegada de una misteriosa epidemia que amenaza con colapsar los hospitales. Hace seis años, este frenesí informativo lo provocó la llamada gripe A, en octubre de 2014 fue el ébola y ahora los telediarios anuncian a bombo y platillo el desembarco en España del zika, un virus que contagian los mosquitos. Sin embargo, estas pandemias siempre se ceban con los países menos desarrollados, como explica una y otra vez la doctora valenciana Pilar Mateo, eminencia mundial en la investigación de los insectos que transmiten enfermedades. Una buena parte de su labor científica y de sus viajes alrededor del mundo está plasmada en 'Microasesinos', una serie documental que canal Historia estrena el 1 de febrero a las 22:50 horas.

Por eso, Pilar Mateo es partidaria de abandonar su zona de confort y acudir al epicentro de estas pandemias. «La ciencia tiene que explicar lo que está pasando. Por eso hay que salir de los laboratorios y marcharse fuera para salvar vidas», explica la doctora, que no duda en jugarse su integridad física en aras de descubrir la raíz de los problemas. De eso da fe Carolina Goyadol, directora del canal Historia, que reconoce haberlo pasado «fatal» cada vez que telefoneaba desde España al equipo de grabación.

Para rodar 'Microasesinos' recorrieron más de 48.000 kilómetros durante los seis meses que duró la producción. Liberia, Ghana, Colombia y Bolivia, donde a Mateo le apodan 'el ángel rubio', son los escenarios naturales: allí intentan controlar los brotes de ébola, malaria, dengue y el mal de Chagas. También aportarán datos y cifras concretas de forma didáctica para espantar al fantasma del alarmismo. En el último capítulo, de los seis que componen la serie, examinarán la guerra bacteriológica o el bioterrorismo. «Muchas son enfermedades de pobreza, y en este sentido la educación y la prevención son claves», explica la doctora, que define esta producción como «un documental que busca concienciar pero de forma atractiva, accesible y emocionante».

La sala del ébola

En este viaje, algunos de los momentos más complicados los vivieron en Liberia, por el temor a contagiarse de ébola. También fue una producción complicada para los cámaras, que tuvieron algún encontronazo con las autoridades por grabar. «En los países afectados por el ébola, si tienes más de 38 grados de fiebre acabas en una sala junto al resto de enfermos, da igual que tengas anginas o un simple resfriado. Cuando llegamos a Liberia llevaba puesto un abrigo porque en el avión hacía frío, y al bajar a tierra lo tuve que seguir llevando por cuestiones de producción, para que no pareciera un salto brusco de un plano a otro, y allí hacía más de 40 grados. Imagínate cuando me tomaron la temperatura al llegar al centro médico, ¡me querían meter dentro de esa sala!», recuerda la doctora Mateo.

Allí visitaron West Point, el barrio de Monrovia donde sus 150.000 vecinos fueron puestos en cuarentena para evitar el contagio del ébola al resto de la población. Mateo y los cámaras del programa fueron los primeros occidentales en entrar allí y consiguieron captar una de las escenas más crudas de la serie.

«Nos dijeron que era imposible entrar en West Point, pero al final conseguimos acceder en pequeñas motos montados de tres en tres. Hemos sido los únicos que hemos accedido a ese barrio porque es importante saber lo que está pasando allí: hasta ahora las noticias que nos llegaban es que se estaban matando entre ellos. Imagínate tantas personas viviendo sin cuartos de baño... Estábamos todo el rato pisando heces; fue superduro. La gente allí tenía ganas de que se supiera su historia», recuerda la doctora.