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Agentes de la policía húngara vigilan la frontera con Serbia.

Alambradas españolas que "cortan más que una lata de sardinas"

Las concertinas que Hungría instala para impedir el acceso de más refugiados sirios se fabrican en Cártama (Málaga)

DANIEL VIDAL

Sábado, 19 de septiembre 2015, 00:10

Cártama es un pequeño pueblo del valle de Guadalhorce, en la provincia de Málaga, rodeado por vastas extensiones de naranjos y limoneros, que no tiene ... más de 25.000 habitantes y cuya patrona es la Virgen de los Remedios. Y de Cártama sale, precisamente, uno de los remedios más drásticos que el gobierno ultraconservador de Hungría aplica para frenar la avalancha de refugiados, aparte de la dura legislación exprés, la aplastante presencia policial y las zancadillas de algunas reporteras: las cortantes concertinas que coronan los 175 kilómetros de la valla instalada en la frontera con Serbia llevan el sello made in Spain. Son las mismas que colocó el Ejecutivo español en los cercados de Ceuta y Melilla. «Tiene mayor nivel de persuasión que otras», según la web de la empresa que las fabrica, European Security Fencing, y se emplean en lugares que requieren «niveles de seguridad medio-alto, como pueden ser fronteras, centrales eléctricas o refinerías, entre otros muchos».

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Alambradas españolas que "cortan más que una lata de sardinas"