Una de tasca para el francés
En el castizo restaurante donde Rajoy le invitó a Sarkozy a chipirones, los Velasco sirven «comida casera» a mucho vip. Pero el lunes fue especial: «Hubo un follón enorme, ocuparon todo el local»
irma cuesta
Miércoles, 1 de julio 2015, 20:39
Quién le iba a decir a Sarkozy, abonado al glamour franco-italiano desde su boda con la polifacética Carla Bruni, que lo iban a retratar ... con cara de pasmado en una tasca española, junto a Mariano Rajoy. Y que esa foto inundaría las redes sociales del país amigo en menos de lo que tardó José Velasco, el dueño del restaurante, en servirle un plato de jamón. Aunque es posible que sea José 48 horas sin dejar de atender el teléfono el más sorprendido.
Cien años de historia
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la tasca suprema
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La familia Velasco cuenta con orgullo que, aunque ellos solo lleven al frente del negocio algo más de treinta años, en esa casa, situada en el barrio de Chueca, se dan comidas desde hace un siglo. También que sortean la crisis con cierta alegría, convencidos de que en un buen producto está la clave del éxito.
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Especialidades. La ensaladilla y los chipirones están entre sus platos más aplaudidos, pero también las lentejas y la gallina en pepitoria.
Desde que el lunes Mariano Rajoy y Nicolas Sarkozy y un séquito de otras treinta personas se sentaran a su mesa, no dejan de llamarle para comentarle que La Tasca Suprema, su negocio de la madrileña calle Argensola, está en todas partes. No solo en la televisión, la radio o los periódicos: las redes sociales tardaron segundos en llenarse de memes después de que el presidente anunciara en Twitter que llevaba a su colega y amigo a una tasca tradicional española para que regresara a casa con «un buen recuerdo de nuestra gastronomía». Y es que, bien pensado, ¿qué mejor que una buena ración de ibérico, un gazpachito, ensaladilla y chipirones regados con vino tinto, para sanar el espíritu después de tratar durante toda la mañana asuntos como la inmigración o la lucha antiterrorista?
Rajoy y Sarkozy presidieron el lunes un encuentro entre partidos en la sede nacional de los populares, en la calle Génova, muy próxima al restaurante que dirige la familia Velasco desde hace más de treinta años. Acabado el encuentro, dieron un paseo hasta La Tasca Suprema, donde el jefe del Ejecutivo solía comer cuando era el líder de la oposición y compaginaba su trabajo en el partido con sus numerosas idas y venidas al Congreso de los Diputados. «Desde que es presidente no había vuelto por aquí, pero antes sí solía almorzar con compañeros que siguen pasándose de vez en cuando», cuenta José.
El lunes, sus egregios comensales no tardaron demasiado en decidir qué llevarse a la boca ayudados por la intérprete. Resulta que, aunque no aparezca en la foto que el equipo de comunicación de La Moncloa colgó raudo en las redes sociales, la traductora comió con ellos porque, según parece, nuestro presidente apenas habla francés y al aspirante a presidir de nuevo el Gobierno galo no hay quien le arranque más de un par de frases en español. Ella fue la que se encargó de ir explicado al líder de los republicanos plato a plato. «Pero no hubo más problema. Enseguida se decidieron por algo fresquito», cuenta José.
Croquetas congeladas
Lo cierto es que la foto de Sarkozy sentado contra la esquina con cara de circunstancias y Mariano Rajoy mirándole tiernamente mientras esperan la comida era carne de meme. Desde que MR así firma sus tweets el presidente colgó la famosa foto, el ciberespacio se llenó de comentarios: cuando estás en una cita y te roza de forma romántica con el pie; cuando ibais a cenar en grupo pero a última hora se rajan todos menos el que te cae mal; no, la paella es los jueves o ne pidez pas croquetés que ici sin congelés. Este último ha enfadado a José: «No tenemos croquetas en la carta y cuando mi madre, que es la cocinera, nos quiere hacer una gracia, nos las prepara para el personal porque son una maravilla», cuenta el empresario.
«Todos los días hacemos un plato del día como especialidad y los lunes suele ser gallina en pepitoria. Pero los clientes pueden elegir lo que les apetezca de la carta, en la que ofrecemos comida tradicional, casera, realizada con esmero y con los mejores productos que encontramos», explica. Le preguntamos si tiene más clientes conocidos. «Sí, pero no voy a contarlo. Una cosa es que ellos lo hagan, que me parece muy bien, y otra que nosotros seamos indiscretos». Sin duda, él no lo es.
¿Con qué vino almorzaron?
No me acuerdo. Había un follón tremendo. El grupo ocupó todo el restaurante menos un par de mesas. Eso sí, era tinto.
Tampoco recuerda si a Sarkozy que en su día consiguió que la Unesco declarara la comida francesa patrimonio inmaterial de la humanidad le gustó el menú. Lo que sí sabemos es que la comida salió por 32 euros... cabeza.
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