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«Si Tamara decide ser monja, la apoyaré»

«Si Tamara decide ser monja, la apoyaré»

Enrique Solís, el benjamín de Carmen Tello, desmiente su romance con la hija de Isabel Preysler. Sobre los Alba declara: «Son buenas personas, no creo que hayan querido hacer daño a mi madre»

arantza furundarena

Martes, 16 de junio 2015, 01:47

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Está en capilla. Pero no para saltar al ruedo, como hizo tantas tardes el legendario marido de su madre, Curro Romero, sino para embarcarse en una nueva aventura... Enrique Solís, sevillano de 25 años, hijo menor de Carmen Tello y del marqués de Valencina, se convertirá a partir de este lunes en participante de la sexta edición del Land Rover Discovery Challenge, junto a otros famosos como David Bustamante, Joaquín Cortés y Genoveva Casanova. Es la tercera vez que el joven empresario hotelero colabora en este reto solidario. En una de las anteriores quedó segundo. «Hay situaciones límite. Yo tengo un afán competitivo brutal y por ganar unos segundos en una tirolina llegué a clavarme un trozo de madera en la espalda, pero seguí adelante y ganamos la prueba, porque en ese momento no hay dolor», relata. Ahora se enfrenta a este nuevo reto con la ambición de ganar «y retirarme en todo lo alto».

Atractivo, bromista, andaluz militante aunque viva en Madrid («el acento no quiero perderlo»), así es el joven que supuestamente ha tenido encandilada a Tamara Falcó, la hija de Isabel Preysler y el marqués de Griñón. A Preysler la considera «una señora de los pies a la cabeza, pero no me preguntes por Vargas Llosa advierte porque no tengo ni idea». Luce Solís una poblada barba hipster, pero él reniega de las etiquetas. «Me la he dejado por comodidad. Lo de hipster que me lo definan. Yo soy mucho más sencillo que todo eso». Le hubiera gustado «tener una segunda vida» para dedicarse al motociclismo o la Fórmula 1, pero a cambio practica esquí, kitesurf... «Y el deporte más arriesgado de todos, que es ser empresario». Solís dirige, junto a sus hermanos, la cadena hotelera One Shot. Los toros también le atraen pero desde la barrera. «Torero se nace, y no ha sido mi caso». A su padrastro, Curro Romero, lo venera. «Curro es de una raza y un temple especial. Habla poco, pero cuando lo hace hay que callarse y escuchar porque lo que dice es sentencia».

El hijo de Carmen Tello confía en haber heredado alguna virtud de su madre, entre ellas, la discreción. «Nos la han inculcado en casa desde niños». Carmen fue la gran amiga íntima de la duquesa de Alba y su hijo destaca en ella «la fidelidad para no fallarle nunca a un amigo y la sinceridad, tanto para lo bueno como para lo malo». Asegura Enrique que no ha tenido que consolar a su madre por el trato (supuestamente frío) que ha recibido de los hijos de la duquesa tras su muerte. «Yo creo que ellos saben muy bien la relación que mi madre ha tenido con Cayetana. Pienso que todos son buenas personas y que nadie ha tenido intención de hacer daño».

Desengaño amoroso

A Tamara Falcó, ocho años mayor que él, la conoció en un evento de Porcelanosa, sin embargo fue en el Discovery Challenge de hace dos años donde ambos tuvieron «una relación más cercana». La prensa del corazón lleva mucho tiempo emparejándolos, pero ellos (o más bien él) se resisten. «No hay nada insiste Solís. Seguimos como amigos y lo tenemos muy claro». ¿Será este joven sevillano el culpable de que Tamara acabe metiéndose a monja? «Pueeeees... Yo le deseo lo mejor. Y la apoyaré en todo lo que pueda», responde abrumado. La romántica Tamara llegó a confesar en una entrevista que se había montado una película en la cabeza con su amigo Solís. Él no sabe qué pensar... «Buf, no sé en qué sentido lo diría. La realidad es que a día de hoy lo nuestro es solo amistad. Y por el cariño que le tengo le deseo lo mejor. Si se quiere meter a monja, al final cada uno encuentra la felicidad a su manera. Yo la apoyaré».

Cuenta Enrique que de niño era «nervioso y travieso» y de adolescente sufrió un desengaño amoroso porque la niña en la que puso sus ojos pasaba de él. «Eso y otras circunstancias me hicieron madurar rápido». Pero no quedó traumatizado. «Al contrario, estoy deseando enamorarme», asegura. Con María Beca, una bella sevillana de ojos azules, ha estado a punto de lograrlo. «Lo de María ha sido todo muy raro. Solo puedo decir que ella me importa muchísimo y que por circunstancias, nuestra relación no ha evolucionado». En cualquier caso, a sus 25 años, Solís no tiene prisa por formar una familia. «Aún me queda mucho tiempo afirma, y más cuando paso los fines de semana con mis hermanos y tanto niño y veo los problemas que dan».

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