Borrar
Con 91 años, Julián sigue escapándose de vez en cuando para echar un vistazo al ganado de un amigo. Atrás quedan los recuerdos de las noches junto a la cabaña y de los regresos al valle acabada la temporada.::

El último sarruján

Eran los criados de los pastores, chavales de familias humildes que pasaban el verano en los puertos de Cantabria ayudando con el ganado. Julián Díaz, con casi 92 años, rememora la sufrida vida de una estirpe a punto de desaparecer. «Mentiría si no dijera que, a pesar de todo, éramos alegres»

irma cuesta

Lunes, 25 de mayo 2015, 00:39

Julián Díaz tenía cuatro años cuando una madrugada de verano su madre lo sacó de la cama y lo encaramó al burro del vecino. La ... mujer ya no podía más: con otro niño en brazos y uno más en camino, le encargó que se lo llevara a su marido. Cuando aquel hombre le dejó en el monte, su padre le miró con cara de pocos amigos, cogió el saco de comida y la ropa y echó a andar. «Detrás de él, sin decir palabra, crucé las brañas (zona de pastos tardíos) de Carracedo ya echada la niebla y emprendí la subida al Pernal de Remediaculos». Aquel día, hace casi noventa años, Julián Díaz Mier (Carmona, 1924) empezó a trabajar.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

ideal El último sarruján

El último sarruján