Las consecuencias
No basta con los reproches para que los niños dejen de hacer algo inadecuado. Hay que explicarles lo que puede ocurrir si insisten con un mal comportamiento
Rafael Lamelas
Domingo, 1 de junio 2014, 00:32
"¡No hagas eso!", es un grito natural de cualquier padre desesperado ante un hijo revoltoso. La reacción puede ser diversa, pero es probable que ... el niño siga haciendo lo mismo. Hasta existe la posibilidad de que haga una mueca cachonda y rebelde. Conseguir que los pequeños no actúen de manera inadecuada es el gran reto de todo padre, pero suele pasar que nos falta cierta cintura a la hora de afrontar estos problemas cotidianos. Para empezar, no tendría que ser necesario alzar la voz para convencer al chiquitín que lo que está haciendo está mal. Lo importante es que el mensaje sea claro, rotundo pero sin estridencia, pero que sobre todo aborde las consecuencias del actoo.
No es suficiente con decirle que deje de tocar algo. Es mucho más importante, por ejemplo, comentarle que no juegue con un vaso porque si se le cae al suelo, se puede romper y así cortarse el pie. Por tanto, lo fundamental consiste es explicarle lo que deriva de su acción, del modo más descriptivo que se pueda, para afianzar la idea en él. Esto es así por esta razón, no porque los padres seamos una autoridad indiscutible. Ese dominio lo ganaremos con este tipo de detalles.
Será la insistencia lo que permitirá que asimile el concepto. Una técnica idéntica cuando se le quieren introducir otros rasgos educativos, como decir por favor o gracias. En este aspecto, aunque parezca obvio, es crucial el ejemplo de los progenitores, sobre todo en su presencia. Si los padres muestran esa cortesía cuando piden algo o al recibirlo, el niño acabará copiando como si fuera un mimo. Es evidente que estas técnicas no funcionan con todos los pequeños, en especial si no ha existido una línea estable en el tiempo. Pero nunca es tarde para empezar a actuar bajo esta premisa. Con mesura, sin desesperarse, pero tratándole como lo que es: un niño, no un soldado que deba obedecer. Si las cosas se aclaran, pronto le quedará grabado que lo que sueltan sus padres es habitualmente lo que tiene que hacer.
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