«Pensábamos que moriríamos ese día en Sierra Nevada»
La pareja polaca accidentada cuando subía al Mulhacén relata la odisea que vivió hasta que el Greim los rescató
Przemysław y Justyna, una pareja de Polonia, soñaba con coronar las principales montañas europeas. El Mulhacén estaba en su lista. Volaron desde su ciudad natal, ... Katowice, hasta Málaga. Alquilaron un coche y se trasladaron hasta Trevélez, donde comenzó su aventura. A más de 3.000 metros de altitud, se accidentaron y pidieron auxilio al 112. De todas formas, no hubieran podido seguir: su calzado no era el adecuado y no llevaban material para caminar sobre nieve helada. El Grupo de Rescate e Intervención en Montaña de la Guardia Civil (Greim) los rescató después de dieciséis horas de trabajo. Ya a salvo, pero aún con el susto en el cuerpo, la pareja rememora cómo fue el peor día de sus vidas.
Se consideran montañeros «no profesionales» que realizan esta actividad por diversión. Habían revisado previamente varias aplicaciones meteorológicas y todo estaba a su favor. Indicaban «diez grados y buenas condiciones» pero, según explica Przemysław, de 34 años, «ninguna avisaba de que había nieve» por el camino que iban a recorrer. Por ello, se pusieron unas zapatillas que son suficientes «para las montañas de Polonia», incluso en invierno, pensando que servirián para Sierra Nevada. Fue un error.
La ruta comenzó a las siete de la mañana. La travesía era una delicia; asequible y con temperaturas primaverales. «No teníamos puestas ni las chaquetas», explican. A los 2.400 metros las condiciones se endurecieron. A los 3.000, el terreno era una pista de hielo. «Creíamos que podíamos manejar la situación, pero no. Perdí el equilibrio y me resbalé. Justyna, mi novia, saltó a por mí, asustada», cuenta Przemysław.
Estaban doloridos, pero conscientes. Él había perdido el móvil en la caída, pero afortunadamente ella sí lo preservaba. Llamaron al 112. «No teníamos conexión, así que decidimos movernos unos 200 metros resbalando», detallan. Ofrecieron sus coordenadas, pero eran erróneas. Un helicóptero salió a buscarlos. «Vimos cómo sobrevolaba y gritamos e hicimos gestos, pero no nos vieron», afirman. Para cuando aportaron las coordenadas correctas, la oscuridad de la noche ya impedía que el helicóptero volviera a por ellos.
Dos agentes del Greim se quedaron buscándolos a pie. «Pedíamos ayuda con las linternas y gritábamos. Al fondo, desde un punto, vimos luces. Eran ellos», relatan. El reloj marcaba las nueve de la noche. Les proporcionaron ropa de abrigo y prepararon una zona detrás de una roca para que pudieran dormir resguardados del viento. También les aseguraron con cuerdas especiales.
Horas después llegó el segundo grupo de agentes, que habían caminado a pie nueve kilómetros y medio para alcanzarlos. Le ofrecieron a la pareja bebida caliente y comida y siguieron con el rescate. La zona en la que se encontraban no era apta para que el helicóptero los recogiera, así que el Greim se desplazó junto a ellos a otra parte más llana, a unos 200 metros. «Se preocuparon en todo momento por si estábamos bien o si sentíamos frío», apostillan. El helicóptero los dejó en el Hospital Universitario Clínico San Cecilio a las nueve de la mañana, veintiséis horas después del inicio de su ruta.
Les realizaron varias pruebas y fueron dados de alta al mediodía. Él tiene dañados los ligamentos de la rodilla y ella sufre un esguince de tobillo. Además, se les cayeron varias uñas de las manos intentando sujetarse mientras resbalaban por el hielo. Pero están vivos. «Pensábamos que moriríamos aquel día en Sierra Nevada, especialmente en dos momentos, cuando nos vimos rodeados de hielo sin poder movernos y cuando el helicóptero no nos encontró la primera vez. Estamos vivos gracias al Greim», admiten.
Para los agentes y los profesionales sanitarios solo tienen palabras de agradecimiento, y a los montañeros que les piden que aprendan de esta experiencia. «Hay que informarse mejor, contactar con organizaciones de montaña y saber cómo ir equipado. Nadie puede confiarse por tener habilidades, es impredecible», apostilla la pareja, que regresa este sábado a Polonia. Estos días han llegado a la conclusión de que se alejarán de la montaña durante un largo tiempo. En el futuro, si vuelven a Granada completar la ruta, tienen claro que no cometerán los mismos errores.
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