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La Virgen de las Angustias sale de su camarín después de la restauración
La imagen vuelve a ser venerada por los fieles y preside este domingo a fiesta de la Aparición con la presencia de autoridades
Como cada mes de febrero la hermandad de la Virgen de la Angustias celebra la fiesta de la Aparición que rememora la llegada de la ... imagen, bien de Toledo o Valladolid, según marca la tradición. Este domingo se celebra a la una de la tarde, con la presencia del arzobispo de Granada, José María Gil Tamayo, y la participación de autoridades y hermandad. Se dará la bienvenida a los nuevos hermanos con la imposición de insignias y medallas, entre ellos al Madoc y al prelado que recibirán el nombramiento como Hermanos Mayores Honorarios.
En la víspera de esta fiesta en la basílica, la imagen de la Patrona de Granada ha regresado al culto público. «Yo es que siempre la he visto muy guapa y si ahora la han restaurado mejor, las próximas generaciones también le rezarán». María Angustias, además de llevar su nombre en el DNI lleva en el pecho una medalla de la Patrona. «A mí siempre me acompaña y me siento feliz junto a ella». A su lado su marido solo alcanzaba a mirarla tan cercana y tan próxima a la vista que los ojos le brillaban y no decía palabra. Entre los testimonios que este periódico pudo recoger se hallaba el de un joven, José Luis, que la miraba con detenimiento, de arriba a abajo, buscando la diferencia entre la imagen ya restaurada y su recuerdo de antes. «Yo sólo veo que está algo más clara de policromía y la verdad es que me gusta mucho», se complacía.
La imagen de la Virgen se presentaba en el centro de la iglesia basílica. Debajo de la cúpula y justo en el crucero del templo. La Patrona estaba bajo su palio de respeto que custodiaban cuatro palieros, y a una altura de unos treinta y cinco centímetros de la mirada de los fieles.
Policromía más dulce
«Una experiencia preciosa que me llena de una enorme tranquilidad, responsabilidad y todo ello con el orgullo como granadino de haberla tenido en mis manos y asegurarnos de que todo ha salido bien», decía anoche a nuestro diario un Isidro Olgoso que recibió innumerables felicitaciones. «Lo más significativo es que podemos ver a la imagen de la Virgen con su policromía original completa» señala, que bien podría ser del siglo XVIII aunque esto está ahora por confirmar cuando se realicen los estudios consiguientes a todo proceso. «Hay que ordenar y clasificar más de doscientas fotografías para el informe que pasaremos a la hermandad para su custodia y entonces será cuando podamos aportar más datos de la imagen de Nuestra Señora de las Angustias». Dioniso Olgoso es el responsable de la restauración «que he realizado personalmente y solo en la fase final he contado con la ayuda de mi compañera Rosario Collado. para poder cumplir el plazo establecido».
En la basílica sonaban ayer hasta cuatro coros mientras fluían los granadinos desde la puerta principal hasta la salida del templo. Estaba el coro de la basílica dirigido por Adolfo Urquiza; el de San Alfonso de Antiguos Alumnos Redentoristas, por Modesto Tapia; más tarde intervino la Coral Lauda, de Pilar Martín y finalmente el Coro San Juan de Ávila, dirigido por José Romero. En ese ambiente de recogimiento no dejaban de fluir los granadinos para ver a la Virgen y rezarle, intentando pasar el mayor número de fieles en el menor tiempo posible.
Satisfacción y responsabilidad
«Principalmente, tal y como estaba previsto, ha sido trabajo de limpieza y fijación», apunta el restaurador. Olgoso afirma que ya «no hay riesgo alguno de pérdida de policromía». La imagen del Cristo Yacente presentaba suciedad superficial, sobre todo «en las piernas que, fruto de primitivas intervenciones, presentaban hasta tres trazos de repintes y hemos podido llegar a la policromía original, de gran calidad. Esto nos hace ver en conjunto un aspecto más rico en matices y tonos». En el rostro de la imagen de la Virgen se puede ver «mayor luminosidad puesto que ha perdido la tonalidad verdosa que presentaba y ahora es más suave». El hermano mayor de la hermandad, Antonio González, asegura que «ahora parece más jóven Nuestra Señora y los rasgos más dulces». La Virgen vestía el terno completo de Isabel II, manto, corona, antipendio y cojines sobre los que se deposita la imagen del Señor Yacente. llevaba el pecherín de oro, uno de los que posee la imagen, y en el centro la cruz pectoral que Benedicto XVI entregó a monseñor Gil Tamayo y que le regaló a la Virgen en una de sus primeras visitas a la basílica. En la media luna de los pies se había situado el bastón de Alfonso XIII.
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