'Carreritas' en el Campo del Príncipe

En el caso de la capital, uno de los más llamativos ocurría en el mediodía del Viernes Santo de 1932, en el Campo del Príncipe. Allí miles de personas se daban cita para rezar ante el crucificado de piedra que preside la plaza, el Señor de los Favores. Acababa de rezarse el sermón de las Siete Palabras cuando, según relatan las crónicas, se produjo un gran alboroto en uno de los accesos a la plaza. Ante el estruendo, la gente comenzó a correr, llevándose algunos por delante a otros, aunque por fortuna sin heridos de consideración.

Todo se debió a que un carro que circulaba por el lugar entró en el Campo del Príncipe, creyendo muchos de los allí presentes que se trataba de una carga de la guardia de asalto, por lo que salieron corriendo y se producía un rápido 'efecto dominó' entre el numeroso público presente.

Y es que el acto de las tres de la tarde en el Campo del Príncipe siempre ha estado presente en la Semana Santa granadina desde hace ya mucho tiempo.

Es una cita sin convocatoria y que, del modo a como hoy la conocemos, se viene celebrando desde el año 1926. Desde entonces, e incluso a pesar de la lluvia y otros avatares de la historia, Granada siempre se ha postrado de rodillas ante la cruz pétrea del Cristo de los Favores.

La devoción a esta imagen es mucho anterior. La imagen fue realizada en el año 1640 gracias a los donativos de los vecinos del barrio del Realejo. Primeramente estuvo situada en la plaza del Realejo, siendo trasladada poco después, en 1682, a su lugar actual. Tal vez sea la advocación cristífera más antigua de Granada, y en pocos lugares, fuera de nuestra provincia, existe tal advocación.

Las leyendas y milagros envuelven, incluso, a la imagen, siendo muy popular una que habla de su intercesión cuando una devota del barrio, 'La Perla', sufría una agresión. Ella pidió al Cristo que la protegiera y, en aquel momento, una tormenta hacía que cayera un rayo en el lugar, afectando a los agresores pero no a la chica.