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Maria Dolores Martínez
Jueves, 30 de enero 2025, 09:17
La comunidad de las Monjas Capuchinas del Convento de San Antón vivió ayer un momento para el recuerdo, dentro de la II Semana Bíblica Diocesana ' ... Un solo corazón, una sola alma'. Era la primera vez que las veinte religiosas de clausura compartían de forma pública una Lectio divina con los fieles y la experiencia no pudo ser más «emotiva e ilusionante para todas», tal y como aseguraba a este medio la hermana Pilar, superiora de la comunidad. Sus propias intervenciones, en dos de los momentos de esta lectura orante de la Palabra, tuvieron también un especial calado entre los fieles por la sensibilidad y dulzura de sus reflexiones.
Se proponía como lectura en esta tercera jornada de la Semana Bíblica Diocesana el texto del capítulo 12, versículos 12 a 27 de la primera carta de san Pablo a los corintios, referida al cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, y la unidad de todos sus miembros.
Durante la Collatio de la Lectio divina la hermana Pilar se centró en el versículo 25 («para que así no haya división en el cuerpo, sino que más bien todos los miembros se preocupen por igual unos de otros») para acercar a los presentes una preciosa reflexión sobre el carisma de estas religiosas de vida contemplativa. «Pedimos que ese cuerpo no se divida y esté unido. Nos toca estar en las heridas de la humanidad y poner en ellas esperanza con nuestra oración, nuestra vida y amor », expresó la superiora. Para ello, hizo referencia a la carta de la fundadora, Santa Clara, a Santa Inés en la que se les exhorta a ser «sostenedoras de los miembros vacilantes y débiles del Cuerpo místico», como uno de los grandes principios que guían la vida espiritual de esta Orden.
La superiora también hizo alusión a la ponencia inaugural del lunes de Mariela Martínez Higueras (seguida vía online) en la que la profesora destacaba «el valor de romper el círculo de la violencia con la misericordia». «Hay que sacar amor de donde no lo hay», dijo la hermana Pilar a modo de conclusión.
La Lectio Divina, celebrada en la Iglesia de San Antón con asistencia de un nutrido grupo de fieles, contó con la presencia del arzobispo de Granada, José María Gil Tamayo, y de su secretario y párroco de San Matías, David Salcedo. Los encargados de dirigir las cinco partes de esta lectura orante -integrada por la lectio, meditatio, colattio, oratio y actio- fueron el decano de la Facultad de Teología de Granada, Ignacio Rojas Gálvez, la profesora Elena Carayol, y dos de las ponentes de la Semana Bíblica Diocesana, las religiosas dominicas y profesoras Mariela Martínez Higueras y Carmen Román Martínez.
La lectura orante contó con una primera parte explicativa, a cargo de Ignacio Rojas, en la que el religioso trinitario acercó a los presentes el contexto de la cita de San Pablo, su estructura y elementos más destacados. Para ello, se centró en el valor de los carismas y de la comunidad porque «vivir la comunión sólo es posible desde la caridad que es el alma de todos los carismas». Junto a ello, resaltó la importancia de una unidad equilibrada en la Iglesia, como cuerpo de Cristo, ya que «todos los miembros son necesarios».
Posteriormente, Mariela Martínez Higueras dio paso a la meditatio y la oración, partiendo de la figura de la Santísima Virgen, como modelo de mujer orante. Ella «guardaba todas las cosas y las meditaba en su corazón».
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