La llegada de los hermanos costaleros

En aquella década de los años setenta la aguda crisis afectaba de lleno a las cofradías. La contratación de los costaleros suponía siempre un elevado coste. Por aquel entonces el capataz debía buscar y contratar a los hombres encargados de portar los pasos. Muchas veces llegó a verse el capataz, horas antes de iniciarse la procesión, buscando por las tabernas a estos costaleros asalariados. Era uno de los mayores problemas para las cofradías. Además, las exigencias de los costaleros se agudizaban en el momento de la salida o en la misma procesión, negándose a continuar si no se les pagaba más dinero, no comparecían o llegaban tarde, como en 1973 le ocurría al Cristo de la Expiración.

Todo esto hace que muchas cofradías reduzcan el número de sus pasos o le resten peso quitando imágenes de los misterios. Los problemas eran tan graves que algunas cofradías ponen ruedas bajo los pasos y otras, incluso, están a punto de dejar de procesionar.

Pero todo esto va a cambiar. Será a finales de esa década de los setenta cuando el cofrade, consciente de las necesidades de las cofradías y deseoso de acabar conciertas situaciones impropias que se daban, decide acercarse a las trabajaderas.

La cofradía de la Paciencia el Miércoles Santo, y la de La Concha el Jueves, fueron pioneras en fundar cuadrillas de hermanos costaleros, algo que rápidamente se va a ir multiplicando en muchas otras hermandades y apareciendo, incluso, cuadrillas independientes que de forma desinteresada sacan distintos pasos a lo largo de toda la semana. Las cuadrillas de la Victoria, la de la Misericordia, la de la Santa Cruz, los costaleros 'Nazarenos'... el movimiento costalero ya es imparable en la ciudad. Se crea, incluso, una 'Escuela de Costaleros' (a la que pertenece la fotografía, del año 1978, que ilustra este reportaje, con jóvenes costaleros de la época delante del antiguo palio de la Virgen de la Misericordia).

Así, en el año que se convocan los 'Pactos de la Moncloa', se inaugura el Auditorio Manuel de Falla y Juan Pablo IIes nombrado Papa, en Granada los costaleros cobran protagonismo y con ellos se marca un antes y un después en la historia de nuestra Semana Santa. Gracias al movimiento costalero Granada sale de la crisis en la que se encontraban sus cofradía y comienza su renacer.