La mejor imagen de nuestras cofradías
Los cortejos numerosos y el público abarrotando las calles permiten el brillo de la Semana Santa granadina
Encarna Ximénez de Cisneros
Viernes, 18 de abril 2025, 01:05
Esto va pasando muy rápido. Demasiado para quienes disfrutamos intensamente estas jornadas de Semana Santa, de las que ya vamos haciendo resumen, una compilación de ... recuerdos, sentimientos o, en mi caso, de cosas que intentar trasladarle. Por ejemplo, que ayer les hablaba de la alcaldesa, Marifrán Carazo, que finalmente no pudo lucir –como le hubiera gustado–, pero sí disfrutó viendo cómo la portaba su hija Cecilia.
Jueves Santo, con un sol que se dejó sentir con fuerza en algunos momentos y que daba ánimos a las muchas personas que, desde primera hora de la mañana visitaban templos y paseaban por las calles.
Es el día de Concha, Estrella, Aurora, Salesianos… y Silencio, en su festividad del centenario, la muestra más palpable de lo que, litúrgicamente, estamos celebrando. Es un momento –es inevitable– para recordar a personas como Miguel Colacio, que fue hermano mayor y fundador de la hermandad de la Caridad; o a Manuel Sánchez, marido de Carmen Valenzuela y padre de Fátima y Lolo, hermana mayor y capataz, respectivamente, de los Escolapios, a los que veremos hoy. En mi cuaderno de anécdotas, guardo que a Manolo le llamaba cuñado porque con Carmen, una de las primeras personas que conocí en el ámbito cofrade, nos llamábamos 'hermanas'. Decían que nos parecíamos mucho. Mis abrazos para toda la familia.
Abrazos, muchos, porque son días de compartir. En la Aurora pude ver a mi compañero Álvaro de la Torre que, no solo nos informa en estas páginas de IDEAL sino que, también, lleva a gala su corazón blanco de la cofradía de San Miguel Bajo. Por cierto, que allí saludé también a Pepe Torres, propietario de Bodegas Castañeda, que estuvo disfrutando del desfile procesional.
Abrazos, también, para la familia Huete-González, que se sienten tan cercanos a la Concha que, aunque viven en tierras jienenses, nunca faltan a la cita. Paloma, la madre, me contaba que es una tradición que tiene desde niña y que ha sabido transmitir a su marido Ramón, y a su hija Clara, «y espero que continúe con mis nietos». Cuando llegue, que para eso aún falta.
Más abrazos, en este caso para la familia Martínez, saga vinculada a la Estrella, a la que han dedicado –y dedican– todo el tiempo que pueden; como lo han hecho siempre Alfonso López Checa y su mujer, Fali Ocaña, –en este caso a las Maravillas–, a los que saludé en uno de los palcos de la calle Ganivet, entre otras muchas caras conocidas.
Hablando de palcos, sobre todo de los nuevos, no tiene nada que ver cuando lo ves desde las filas. Podría contar muchas cosas pero, me quedo con la imagen –lástima no llevar el móvil encima, por razones obvias– de la persona que, con las procesiones delante tenía su cámara conectada con el fútbol, y sin auriculares. Así que cambiaba el sonido cofrade por la retransmisión deportiva. Cosas que hay que ver.
Pero me quedo con lo mejor, con lo positivo. Algo parecido a lo que me comentaban en San Miguel Bajo algunos compañeros y un cofrade de los 'jartibles': «Como sigamos creciendo, vamos a tener que dar dos vueltas». Qué arte tiene mi Ángel Vázquez.
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