La corneta de Manuel Chamorro anunció la hora nona en el Campo del Príncipe

Manuel Chamorro, miembro de la Agrupación Musical Dulce Nombre de Jesús, fue el encargado de hacer sonar el cornetín a las tres en punto de la tarde acallando a la multitud que llenaba el Campo del Príncipe mientras a los pies del Cristo pétreo estaba la alcaldesa de Granada, Marifrán Carazo y miembros de su equipo de gobierno, junto al hermano mayor de la cofradía de los Favores, Juan Antonio Romera y miembros de su junta. También, el teniente general Jefe del Madoc, José Manuel de la Esperanza.

Lugar de encuentro ante el Cristo de los Favores

Previamente se había rezado el Vía Crucis desde la tribuna instalada en el Campo del Príncipe y dirigido por el párroco de San Cecilio, Juan Manuel Molina, y varios colaboradores parroquiales. «Esta plaza se convierte en el Viernes Santo en un lugar de encuentro con Jesús en el Viernes Santo. Al Cristo de los Favores le pido como arzobispo de Granada, especialmente por los pobres de Granada para que superemos la brecha que nos une, ideológicamente y económica»,dijo el prelado granadino en sus palabras a los asistentes al acto. «Pido por los enfermos especialmente por los desahuciados y por la vivienda de los jóvenes y por un trabajo digno». Nada más terminar la intervención del prelado sonó el cornetín de órdenes y las campanas de San Cecilio, restauradas recientemente, tañeron fúnebres para marcar el momento de la Muerte de Cristo. Después se rezó la Oración de las Cinco Llagas por el párroco, ante el Cristo de piedra dedicando cada una de ellas a sectores de la sociedad granadina. «Bendice Señor de los Favores a todos los países del mundo, especialmente a los más necesitados», apuntó, y «por los prometen una falsa esperanza y por la justicia en el mundo».

Después, finalizado el rezo, se fue evacuando el Campo del Príncipe y regresaba el paso de Nuestra Señora de la Soledad a Santo Domingo acompañado nuevamente por la capilla de música y la coral de la Facultad de Educación que había realizado también el camino de ida y cerraba así el acto de las tres de la tarde en el corazón del Realejo.