El Miércoles más Santo

Calor en unas calles abarrotadas de público fue la nota principal que dejó la jornada, en la que las cinco cofradías que tenían previsto hacer estación de penitencia pudieron cumplir sus recorridos con normalidad, pero costando trabajo avanzar en algunos momentos debida la gran afluencia de personas. Las altas temperaturas que se registran bajo los capillos de los nazarenos o detrás de los faldones fueron las causantes de varios mareos en integrantes de los cortejos. Varias personas tuvieron que recibir asistencia médica, entre ellos un costalero de 19 años del palio de la Virgen de los Remedios que en la calle Ganivet sufrió un ataque epiléptico. Por fortuna, todo quedó en un susto y a última hora de la noche, aunque seguía ingresado en el Hospital Virgen de las Nieves, evolucionaba favorablemente.

Los Estudiantes y Los Gitanos eran las primeras en poner sus cruces de guía en la calle, siguiéndolas luego las tres hermandades procedentes del barrio del Realejo: Paciencia, Rosario y Nazareno. Muy bien presentados todos lo cortejos, en algunos casos muy numerosos como en el Rosario, y lleno de sabor cofrade la puesta en la calle de los diferentes pasos.

Si importante fue el momento de la salida de las hermandades, o luego su paso por la carrear oficial, los regresos resultaron también momento muy especiales, con muchas gentes llenando cada rincón. Y, como no, el barrio del Sacromonte volvió a convertirse en el gran protagonista de la madrugada con su peculiar forma de arropar a la cofradía del Cristo del Consuelo y María Santísima del Sacromonte.

El buen andar de la cuadrilla del Tres Caídas, la sobriedad y buen gusto de Los Estudiantes, la salida a la calle salvando los escalones del templo de Paciencia y Penas, las saetas a Jesús Nazareno o el ambiente festivo de los Gitanos fueron notas sobresalientes de la jornada.