El Rosario, marea de arte y hermandad

Con puntualidad se abrieron las puertas del templo y, segundos después, sonaban los acordes del himno de la ciudad, el Granada de Agustín Lara, interpretada por la Banda de Cornetas y Tambores de Jesús de las Tres Caídas para saludar a la cruz de guía de la corporación. A partir de ese momento largas filas de nazarenos con túnica morada y blanca fueron ocupando las primeras calles del recorrido. Portería de Santo Domingo, Santa Escolástica, Plaza de los Girones, Varela, la Cuesta del Progreso así hasta llegar a la carrera oficial en la calle Ganivet.

El andar valiente de la cuadrilla de costaleros del paso de Cristo, mandada por Miguel García Almagro ayudado por Francisco Estarli y Víctor Sabater, volvió a despertar los aplausos del público en su salida, algo que luego volvía a repetirse por todas y cada una de las calles que recorrió el cortejo. El paso iba acompañado por la banda propia de la cofradía, la de Jesús de las Tres Caídas, que en esta ocasión vestía de blanco, como hace cada Miércoles Santo para acompañar a su Titular, dejando así una imagen distinta a la habitual en el resto de las jornadas y que siempre llama la atención al público. El dorado del paso que ejecutaran los talleres de Guzmán Bejarano a finales del pasado siglo recibían la última luz de la tarde para iluminar al nazareno caído, obra anónima del siglo XVII que procesiona la hermandad, una impresionante obra de arte que recibía los halagos de todos los que lo contemplaban por las calles.

También la cofradía ha conseguido crear un completísimo paso de palio para su dolorosa, destacando los bordados que el taller sevillano de García y Poo ejecutó en las bambalinas y manto. Se trata de un excelente conjunto, rico en detalles, que nada más salir a la plaza hizo que sonaran, una vez más, los acordes de la Salve Marinera en honor a la Virgen del Rosario. Interpretaba la conocida melodía la banda de Música Consolación de Cantillana, que desplegó un cuidado repertorio a lo largo de toda la estación de penitencia y en el que estuvieron presentes muchas de las numerosas composiciones musicales que atesora en su patrimonio la hermandad.

Contó con dos novedades este año la cofradía. Por un lado, todos los que pudieron contemplarla desde los balcones, vieron la cubierta del paso de palio, que ha sido pintada por los miembros del grupo joven de la corporación. El otro estreno era, tras el paso de Cristo, un tramo de nazarenos formado por los costaleros que han dejado de salir bajo el paso, y que con su túnica y capillo sin el capirote de cartón, acompañaron a su Cristo.

El regreso de la hermandad, a la plaza de Santo Domingo se prolongó dado el extenso cortejo de la hermandad, así como la brillante llegada de los pasos, con los costaleros totalmente entregados en su trabajo y despertando el aplauso de las miles de personas que llenaban este cofrade espacio de la ciudad. Fueron centenares los granadinos y visitantes que no se quisieron perder uno de los momentos de mayor sabor cofrade de toda la Semana Santa. El primer paso se presentaba adornado con clavel rojo y rosas en la horquilla de la cruz, mientras que el exorno escogido para el paso de palio era del clásico clavel blanco en jarras y friso y hortensias. La vinculación de la cofradía con la Armada Española se señala de antiguo por ser rama de la Archicofradía de Nuestra Señora del Rosario, la Virgen de Lepanto. Por ello la presencia de los aires marineros que interpretaban la Salve a la salida y llegada de la cofradía.

La dolorosa, bellamente vestida por Francisco Ortiz, regresaba al interior del templo dominico poniéndose el punto y final a uno de los momentos más importantes de la Semana Santa en el barrio del Realejo. Como anécdota, reseñar que la cofradía cuida tanto todos los detalles que rodean su estación penitencial que hasta las escaleras metálicas que se llevan tras los pasos para subir al paso en cualquier momento, van forradas de forma similar a los capillos de los nazarenos.