Es mediodía y el ambiente es pegajoso. El termómetro marca 35 grados en una capital que recibe con pereza las altas temperaturas veraniegas. Ya no ... solo es el bochorno estival, también son sus mosquitos, cuyas picaduras a veces esconden algo más que una molestia; por ejemplo, un virus. Para hablar del que últimamente asusta más, el del Nilo, ha quedado IDEAL en el Colegio OFicial de Farmacéuticos con Teresa Valenzuela. Ella es farmacéutica especializada en Salud Pública, y tiene todas las claves para prevenir esta enfermedad, que no parece tan fiera como se pinta.
–¿Qué es el virus del Nilo?
–El virus del Nilo es una enfermedad de declaración obligatoria y urgente. Hoy día, con la globalización, los viajes, la migración de las aves, los virus pasan de una zona a otra con mucha facilidad. Para su transmisión necesita dos factores. Primero, un vector transmisor, que es el mosquito, en este caso el común. Y luego necesita a las aves como reservorio. Son ellas las que están infectadas. El mosquito las pica, normalmente son hembras y, una vez que incuba el virus, se vuelve a infectar. Y a la siguiente ave que pica la infecta. Entonces se forma un ciclo. Ave-mosquito-ave. Y el virus así se va transmitiendo.
–¿Tiene síntomas?
–Normalmente no en el 80% de los casos. En el resto, sobre un 19 o un 20%, los síntomas cursan como una especie de gripe: dolor de cabeza, cansancio, náuseas y, únicamente en un porcentaje inferior a un 1%, tiene síntomas neurológicos graves. Se puede desarrollar incluso meningitis, encefalitis o parálisis flácida desde un 50% de los casos hasta un 15% según el tipo de enfermedad. Lo que sí se ha visto es que los efectos más graves se dan en mayores de 70 años que tienen enfermedades crónicas o que se encuentran en una situación de inmunodepresión.
–¿Dónde habitan estos insectos y cómo evitamos su picadura?
–Hay que tener claro que los mosquitos necesitan tener agua estancada muy cerca. ¿Por qué? porque las hembras ponen ahí sus huevos. Se desarrollan la larva y las primeras ninfas. Y luego ya la fase adulta. Entonces proliferan en zonas donde hay agua, como pueden ser humedales, marismas o cualquier tipo de entorno así. Hay que tener en cuenta que hibernan. Entonces de noviembre hasta marzo la población es muy baja. A partir de ahí, empiezan a crecer, los huevos eclosionan y es cuando nosotros los detectamos. ¿Entonces, qué hay que evitar? Los ecosistemas naturales como pueden ser deltas o marismas y también piscinas donde no se mueva el agua, maceteros con agua estancada... Si encima en estas zonas hay paso de aves que nos pueden traer el virus de otros países, como puede ser Marruecos o Europa, la probabilidad de infectar a una persona aumenta mucho.
–¿Cuándo es necesario consultar a un especialista?
–Por lo general habría que ir sobre todo cuando ya se sospeche que uno ha estado en un área donde hay mosquitos y los síntomas pasan más allá de un proceso pseudogripal. Pero más que antes de ir a un especialista, lo más importante es tener interiorizado que tenemos que prevenir la picadura; y si tenemos que ir a esa zona donde haya agua o donde haya población de mosquitos, protegerse; estar preparados. Eso es lo principal, sobre todo porque no hay un tratamiento específico para la fiebre del virus del Nilo; tampoco hay profilaxis, ni vacunación. Los médicos cuando detectan y confirman un caso tienen que tratar los síntomas, seguirlos y según como se desarrollen, adaptarse. Por eso la prevención es lo mejor.
–Ha dicho que lo mejor es estar preparados. ¿A qué se refiere?
–Por una parte, la administración tiene que prevenir y vigilar la salud pública; pero luego nosotros, las personas, como usuarios y como vigilantes de nuestra propia salud, podemos prevenir. Por lo pronto, evitando sitios de cría cercanas a nuestro domicilio o maceteros con agua estancada. Hay que tener nuestra fuente circulando el agua continuamente. Y aparte de evitar sitios de cría cerca de nuestras zonas de paso y en la vivienda, pues también protegernos con mosquiteras, usando repelentes, sobre todo si vamos a salir a zonas donde haya mosquitos a la caída de la noche o al amanecer, que es cuando más pican. Simplemente con repelente, con mosquitera, usando a veces un poquito de manga que nos cubra. Pues esos gestos tan simples... nos protegen y previenen de picaduras.
–¿Cómo tienen que ser los repelentes para que sean útiles?
–Los repelentes son fundamentales para la prevención. Los que debemos de utilizar son repelentes que estén registrados y autorizados y que sean para uso doméstico. Es muy importante además leerse la etiqueta porque te indica la forma correcta de uso, si basta con una aplicación o hay que aplicárselo varias veces al día. Los repelentes pueden ser de uso personal, pero también podemos utilizar insecticida, difusores para casa o incluso podemos utilizar algunos eléctricos que van a los enchufes. De nuevo, nos tenemos que asegurar que estén autorizados.
–¿Qué puede hacer un farmacéutico ante la sospecha de un caso de virus del Nilo? ¿Existe un protocolo de actuación?
–El farmacéutico actúa sobre todo en la prevención y en dos niveles. Por una parte está el farmacéutico de Salud Pública, que tiene entre sus funciones la vigilancia y control de vectores como es el de la fiebre del virus del Nilo Occidental. Nosotros participamos en la verificación y asesoramiento de los planes de control de mosquitos que elaboran los ayuntamientos. Y también en labores de educación/formación dirigida a la población u otros profesionales. Por otra parte, está el farmacéutico de farmacia, que es muy accesible para toda la población.
–El virus es reciente, sobre todo aquí en Andalucía. Debe preocuparnos su llegada.
–El virus es una enfermedad que cada año tiene más casos en Andalucía, especialmente en Sevilla, Huelva y Cádiz. Son provincias endémicas porque tienen zonas de agua como las marisma o el delta, que son zonas de paso de aves migratorias. En Granada, en concreto, no hay que alarmarse porque la capital y provincia en general hay alguna excepción. Somos zona de bajo riesgo de enfermedad, pero no hay que alarmarse, pero tampoco hay que abandonarse. De hecho, todos los municipios tienen ya en desarrollo su plan de lucha contra el vector, que incluirá más o menos operaciones, según lo que hayan identificado y la población de mosquito y el estudio ambiental que se haya realizado. O sea, no hay que alarmarse, pero que se sepa que la enfermedad existe, que la administración en los distintos niveles tiene sus planes de prevención y que nosotros si no prevenimos, si no protegemos, pues evitamos la picadura y, por tanto, la probabilidad de infección.
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