Enrique Redondo | Endocrino del HLA Inmaculada

«La menopausia es una oportunidad fantástica para cuidarse más y mejor»

–¿Qué es la menopausia? ¿Cuánto dura? ¿Cómo la identificamos?

–La menopausia es el cese permanente de la menstruación y marca el final de la etapa reproductiva de la mujer. Decimos que una mujer ha llegado a la menopausia cuando ha pasado 12 meses consecutivos sin la regla. Sin embargo, es importante distinguir entre la menopausia y el climaterio, que puede durar varios años, tanto antes como después de la menopausia. Durante este tiempo, los ciclos menstruales se vuelven irregulares y ya empiezan los síntomas habituales.

–¿Qué experimenta el cuerpo de la mujer con la menopausia?

–Experimenta una serie de cambios debido principalmente a la disminución de las hormonas ováricas, que son los estrógenos y la progesterona. Esto varía enormemente de una mujer a otra, pero los síntomas más comunes incluyen los sofocos y la sudoración nocturna. También se producen cambios en el sueño, como dificultad para conciliarlo o despertares frecuentes. Otros cambios incluyen los urogenitales, como sequedad vaginal, que puede causar molestias o dolor durante las relaciones sexuales, y a veces mayor urgencia para orinar o infecciones. A nivel emocional puede haber irritabilidad, ansiedad, cambios de humor o dificultad para concentrarse. Finalmente, los cambios físicos incluyen piel más seca o fina, caída del cabello, redistribución de la grasa corporal y posibles cambios en el metabolismo que pueden llevar a un aumento de peso.

–¿Qué desarreglos se asocian a esta fase de la vida femenina?

–Más allá de los síntomas molestos, la falta de estrógenos a largo plazo puede aumentar el riesgo de ciertos problemas de salud. Su disminución aumenta el riesgo de osteoporosis, enfermedades cardiovasculares y atrofia urogenital. La osteoporosis es causada por la pérdida ósea acelerada y se asocia a una mayor frecuencia de fracturas y pérdida de calidad de vida. La enfermedad cardiovascular es causada por la pérdida del efecto protector de los estrógenos en el corazón y los vasos sanguíneos. La atrofia urogenital afecta los tejidos de la vagina y la uretra, causando sequedad, dolor, incontinencia o infecciones recurrentes.

–¿Cómo tratan en su consulta las molestias de la menopausia?

–El enfoque es siempre individualizado, priorizando escuchar a la paciente: entender sus síntomas, su historia médica y sus preocupaciones. Por lo general, se comienza con cambios en el estilo de vida. Recomendamos ajustes en la dieta, siendo la ideal la dieta mediterránea; también el ejercicio regular, técnicas de manejo del estrés y buena higiene del sueño. También existen tratamientos no hormonales para síntomas específicos, algunos antidepresivos a dosis bajas o lubricantes e hidratantes vaginales. También destacar la Terapia Hormonal de la Menopausia (THM) o sustitutiva indicada si los síntomas son moderados o severos y no hay contraindicaciones.

–Una mujer con la menopausia debe entonces cambiar de estilo de vida...

–Sí, la menopausia es una oportunidad fantástica para cuidarse más y mejor. La menopausia es un buen momento para adoptar o reforzar hábitos saludables por ejemplo, en cuanto a la alimentación. La dieta debe ser equilibrada, rica en calcio y vitamina D, frutas, verduras, proteínas magras y grasas saludables, como el aceite de oliva. Con respecto al ejercicio físico, se recomiendan 150 minutos a la semana de actividad moderada-intensa, combinando ejercicio cardiovascular (caminar, nadar), de fuerza (pesas, bandas elásticas) y de flexibilidad/equilibrio (yoga, taichí). Por supuesto, evitar tabaco y moderar el alcohol y el estrés.

–¿Cuándo recomienda las terapias hormonales?

–Se recomienda considerar la Terapia Hormonal de la Menopausia (THM) principalmente en pacientes con sofocos o sudoración moderados a severos, como tratamiento para el síndrome genitourinario de la menopausia, siendo de especial interés los tratamientos locales, tipo pomadas o ungüentos y como prevención de la osteoporosis, cuando no existen otros tratamientos indicados. La decisión siempre es individualizada, valorando los beneficios frente a los riesgos potenciales (como eventos tromboembólicos o cáncer de mama). Generalmente, se considera más segura si se inicia antes de los 60 años o dentro de los diez primeros años tras la menopausia, manteniendo el tratamiento el menor tiempo posible.

–¿Cuál es la mayor preocupación de las pacientes?

–Las preocupaciones son variadas, pero muchas mujeres llegan agobiadas por los sofocos y el mal dormir, que afectan mucho su calidad de vida, así como problemas en la esfera sexual debido a la sequedad o la falta de libido. A medio-largo plazo surgen inquietudes sobre el riesgo de osteoporosis, enfermedades del corazón y los cambios en su figura, con mayor tendencia a la obesidad.

–¿Cómo podemos mejorar nuestra salud hormonal antes y después de la menopausia?

–Antes: mantener un peso saludable, hacer ejercicio, comer bien, no fumar y manejar el estrés... ayuda a la transición. Después de ella, hay que continuar con los hábitos saludables y hacerse chequeos regulares para controlar la presión arterial, el colesterol, el azúcar y la densidad ósea. Consultar al médico ante cualquier síntoma nuevo o persistente. Esta ayuda se traduce en unos síntomas potencialmente más suaves. A largo plazo, significa un menor riesgo de osteoporosis y otros problemas asociados, lo que contribuye a una mayor calidad de vida, más energía y bienestar general.