José Manuel Garrido encabeza el área de Cirugía Cardiovascular del HLAInmaculada. Además es profesor y habla con pasión de su profesión. Explica que hay que « ... amarla y vivirla», consciente de la gran responsabilidad y exigencia que conlleva tener la vida de alguien en las manos.
–¿Qué patologías tratan?
–Nosotros llevamos un abordaje integral de toda la patología del corazón y de grandes arterias, principalmente la arteria aorta, la carótida, todo el eje aortoilíaco y los procesos que afectan al músculo cardíaco, a las válvulas o a las arterias que le dan al propio corazón su irrigación.
–¿Cómo las abordan?
–Nuestro portafolio de técnicas quirúrgicas es muy amplio y aborda todo el espectro de patología: desde lo que es una cirugía convencional, con la apertura completa del esternón y circulación extracorpórea, a una situación mucho más moderna que ahora aplicamos a la gran mayoría de nuestros procedimientos, que es la cirugía mini invasiva y las técnicas transcatéter que nos llevan a actuar sobre el corazón a través de tubos que hacen que podamos tratar la patología sin necesidad de pararlo.
–¿Cuáles son las más comunes?
–Son aquellas que están vinculadas a la aterosclerosis: que es la enfermedad coronaria. Y luego las que afectan a la válvula aórtica. Verdaderamente la estenosis aórtica es una epidemia.
–¿Epidemia?
–Sí, hoy en día tenemos dos grandes epidemias. Una está relacionada con la aterosclerosis, que suele afectar tanto a nivel aneurisma como a nivel coronario. Principalmente, los infartos y toda la situación derivada de cardiopatía isquémica. Y la otra es el deterioro de las válvulas del corazón, que muchas veces se produce por la simple fricción que la apertura y cierre permanente genera durante mucho tiempo. Como estamos teniendo un abordaje de la vida que hace que tengamos muchísima más longevidad, la estenosis degenerativa es más frecuente,
–Háblenos un poco de su unidad.
–La visión actual de la medicina y del tratamiento cardiovascular avanzado exige la conjunción de la actividad de múltiples profesionales. Esto no se hace solo. Represento a un equipo de gente tremendamente competente en el que tenemos dos cirujanas más que están integradas en el equipo, la doctora Ferreiro y la doctora Esteban. A las que hay que sumar cardiólogos, que nos ayudan sobre todo en la fase de interpretación diagnóstica y en la sala de hemodinámica, y un número de enfermeras instrumentistas súper especializadas de cirugía cardiovascular y de técnicas transcateterismo y endovasculares. Y por supuesto, nuestros anestesiólogos, que son específicos solo de estas patologías.
–¿Cómo han evolucionado la enfermedades cardiovasculares?
–Las enfermedades cardiovasculares han sufrido un cambio realmente dirigido hacia dos dimensiones: la primera se vincula al envejecimiento poblacional, que hace que haya pacientes que sufren enfermedades por el simple hecho de tener más tiempo para enfermar. Y otra por la medicina cardiovascular, que está siendo muy efectiva, y pacientes que antes tenían un evento adverso que los conducía a la muerte ahora evolucionan y nos sitúan en otro plan de tratamiento. ¿Qué es lo que ocurre? Estas enfermedades suponen un punto crítico a lo que se llama el umbral de capacidad de los pacientes. Nosotros lo que intentamos es evitar eso, tratar la enfermedad cardiovascular de una manera en la que no solamente aportemos cantidad de vida, sino también calidad de vida. Y para eso también el paradigma del tratamiento de las enfermedades cardiovasculares ha cambiado.
–¿Y en qué se traduce el cambio?
–Pongo un ejemplo: un cuadro de estenosis aórtica, que es el cierre de la válvula. Los pacientes cuando superaban una determinada edad ya no se operaban. Iban abocados a fallecer. Bien, ahora un paciente que se encuentra en edad avanzada podemos tratarlo mediante el TAVI, que es una implantación de una válvula aórtica transcatéter. El paciente ingresa un lunes por la mañana para hacerle el procedimiento, que suele durar una hora. Posteriormente pasa a nuestra zona de recuperación, a la UCI. El paciente llega allí despierto y se recupera al día siguiente, cuando va a planta. Al segundo día se le hace un ecocardiografía y al tercero o cuarto está en casa con una mínima agresión. Esa mínima agresión hace que no tengamos un sufrimiento muscular y que no adquiera un rol de enfermo crónico.
–Si somos mayores no nos queda otra... pero ¿hay alguna manera de prevenir estas dolencias?
–Hay maneras de prevenir, sobre todo el componente de cardiopatía isquémica y de enfermedades arteriales derivadas de la aterosclerosis. Hay que llevar a los pacientes a un cambio de estilo de vida. No es hacer ejercicio o dejar de fumar; es cambiar el estilo de vida y su concepción.
–¿A qué se refiere?
–A que el cambio de estilo de vida no solo exige la modificación de nuestros hábitos alimenticios o de conducta frente al estrés, sino también la interiorización del ejercicio. Hay mucha gente que ahora es capaz de vertebrar una conciencia laboral o de estudio muy importante. Y cuando tiene una agenda bien estructurada sabe que de cuatro a ocho tiene que trabajar, pero es muy difícil que esa persona si no tiene interiorizado el ejercicio no lo tenga también como una obligación real.
–¿Cómo es operar a vida o muerte?
–Nosotros trabajamos en un entorno complejo en el que el mejor de los pacientes ha sufrido una parada cardiaca inducida. Eso es impactante porque es ese umbral en el que el paciente no puede tener una complicación de algo menor porque puede fallecer. Lo que ocurre es que nuestros procedimientos tienen una alta estandarización y perfiles de protección que se van activando conforme vamos necesitándolos. Eso hace que podamos tener una implicación emocional siempre elevada pero desde el control. Y luego el equipo con el que se trabaja tiene que ofrecer y dar confianza.
–¿Y cuando se trata de usted?
–Por ejemplo, en el momento de una TAVI, que es abrir una válvula, hay segundos en los que siempre hay un margen en el que tú tienes que controlar la incertidumbre propia. El procedimiento es estándar y va bien, pero tienes que verlo así y eso hace que tengas que controlar tus emociones hasta que ves que todo funciona. Hay momentos que son muy críticos, sobre todo cuando hay situaciones de emergencia, por ejemplo con la rotura de una aorta. Ahí hay que tener la mente fría. Y aunque tú te digas todos los días que es normal que el paciente no pueda sobrevivir, eso siempre impacta. Y hay una cosa que la mayor parte de los cirujanos que tenemos compromiso con los pacientes nos pasa: que muchas veces va muy bien y tenemos ese día una satisfacción personal enorme, pero cuando no va bien, que también ocurre, recuperamos al paciente en nuestra cabeza mil y un días hasta que intentas descubrir por qué no ha ido bien... y eso exige un alto coste emocional. Por eso esta profesión tienes que amarla y vivirla. Y no dedicarte a ella solo por cuestiones netamente laborales.
En pocas palabras
–Un mito sobre la cirugía cardiovascular.
–Cada día se hace menos. No es cierto, cada día se hace más, solo que la evolución que esta especialidad nos permite tratar a más gente de una forma menos invasiva.
–Una realidad.
–La cirugía de hoy aporta no solo más cantidad de vida, sino mayor calidad de vida.
–Un consejo.
–No solo es necesario acudir al cirugía cardiovascular cuando tenemos un problema; es necesario cambiar nuestro estilo de vida para reducir estos problemas.
–Un guiño optimista.
–La estandarización de la técnica cada vez hace más reproducible una especialidad compleja y que se adapte mucho más a la población.
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