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El facultativo Francisco Anguita frente a las puertas a las Consultas Externas del Clínico San Cecilio. Javier Martín

«Si los antibióticos dejaran de hacer efecto, cualquier infección rutinaria nos pondría en peligro»

Francisco Anguita, médico internista adscrito al área de Enfermedades Infecciosas del Clínico San Cecilio ·

La creciente resistencia a los medicamentos es «un problema de salud pública a todos los niveles»

Miércoles, 19 de febrero 2025, 00:21

La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte de que la resistencia a los medicamentos está entre las diez principales amenazas de la humanidad. Aunque es como para asustarse, la forma de ver la vida que tiene Francisco Anguita, médico internista adscrito al área de Enfermedades Infecciosas del Clínico San Cecilio, no le permite abandonarse al desánimo. Tampoco podría. Él forma parte del cuerpo de élite que batalla contra los microorganismos multirresistentes; las superbacterias, cuyo aumento empieza a representar un «problema de salud pública a todos los niveles», dice este facultativo, que pide a los ciudadanos que no se automediquen y, ya de paso, que tampoco se preocupen demasiado: «Todos estamos de paso y las bacterias nos sobrevivirán, así que carpe diem», defiende entre risas.

–¿Por qué hay cada vez más resistencia a los antibióticos?

–Las bacterias que producen infecciones en los humanos son en términos de evolución mucho más antiguas que las personas. Como cualquier célula viva, se adaptan a la adversidad, y con el uso de antibióticos no es diferente.

–¿Y estos para qué se usan? ¿Qué pasaría si dejaran de hacer efecto?

–Los antibióticos ayudan a nuestro sistema de defensa a derrotar a un microorganismo bacteriano que está generando una enfermedad. La medicina moderna se basa en tres principios: los agentes anestésicos, la posibilidad de realizar transfusiones sanguíneas y los antibióticos. Todo ello permite, por ejemplo, efectuar intervenciones quirúrgicas sin que haya complicaciones que amenazan la vida. Si no disponemos de antibióticos eficaces por problemas de resistencia, habrá muchas infecciones que pondrán en riesgo la salud de pacientes que se enfrentan a procedimientos rutinarios, como un parto o una cirugía de vesícula biliar.

–¿Hay un perfil concreto de personas que sean más vulnerables a enfermar por este motivo?

–Efectivamente. Los pacientes inmunodeprimidos, por ejemplo, que son aquellos cuyo sistema de defensa contra microorganismos está debilitado. Algunos ejemplos incluyen pacientes en diálisis, diabéticos mal controlados, pacientes oncológicos o aquellos que reciben fármacos para controlar enfermedades autoinmunes, como corticoides o los cada vez más frecuentes agentes biológicos. Estos agentes se utilizan en enfermedades tan variadas como la esclerosis múltiple, la colitis ulcerosa o el lupus. Otro aspecto importante es el uso cada vez más extendido de prótesis médicas, como las que se emplean en Traumatología o las válvulas cardíacas artificiales. A las bacterias les resulta más sencillo producir infecciones en estos materiales inertes, pues al contrario que el tejido vivo no disponen de sistema celular de defensa.

–¿Qué son las superbacterias?

–Son bacterias que producen enfermedades graves y que son resistentes a varios de los antibióticos que se han empleado tradicionalmente para su tratamiento. El problema principal es que no sabemos de entrada que infecciones están producidas por estas superbacterias hasta que disponemos de cultivos que demuestran su presencia. Aunque las técnicas de microbiología son cada vez más rápidas, en estas enfermedades el tiempo hasta administrar un tratamiento eficaz es clave y determina en muchos casos el pronóstico del paciente.

–¿Con qué infecciones se les vincula?

–Principalmente afectan a pacientes inmunodeprimidos o en Cuidados Intensivos, así como a aquellos con estancias hospitalarias prolongadas. Pueden ser infecciones urinarias, respiratorias o relacionadas con cirugía abdominal.

–¿Cuál es su letalidad?

–La letalidad es muy variable, pues depende de la cepa del microorganismo, de la patología y de los factores del paciente que padece la enfermedad. No es fácil dar una cifra concreta, pues no es lo mismo un paciente infectado tras un transplante que un paciente anciano que presenta una infección de orina dentro del hospital. En algunas series puede alcanzar hasta un 40%.

–¿Existen muertes asociadas ya en Granada con este fenómeno?

–Definitivamente. Hay que entender que estas infecciones no son casos exóticos, como por ejemplo el Ébola, sino que son enfermedades extraordinariamente frecuentes, diarias, que son cada vez más difíciles de tratar. Para entenderlo mejor... es como si la hipertensión o la diabetes, que son enfermedades cotidianas, empezaran a no responder a los medicamentos que se emplean para su tratamiento.

–¿Estamos en un punto de 'no retorno' o existe alguna solución que haga invertir esta tendencia?

–Por supuesto. Una gran parte de nuestro trabajo en el hospital desde Enfermedades Infecciosas es mejorar el uso que se le dan a los antibióticos. Prácticamente cualquier médico clínico que atienda de forma directa a pacientes prescribe antibióticos varias veces a la semana, si no a diario. Si se aprende a emplear mejor estos valiosos fármacos esto hace disminuir la presencia de estos temidos microorganismos multirresistentes. Formarse en bacterias y en antibióticos es algo muy necesario, y por nuestra parte es una gran responsabilidad liderar esta formación continua a médicos de todas las especialidades.

–¿Qué podemos hacer como personas individuales para frenar esta situación?

–Lo principal es no automedicarse, sino tomar los antibióticos en base a una prescripción médica. Muchas enfermedades cotidianas infecciosas son procesos virales que no necesitan más tratamiento que reposo y algún antiinflamatorio. La vacunación es importante, pues mucha de la calidad de vida de nuestra sociedad moderna deriva de no padecer determinadas infecciones virales o bacterianas que en el pasado eran verdaderos problemas de Salud Pública. La fuerza de nuestro sistema inmune está además determinado por nuestros hábitos, por lo que una alimentación adecuada, ejercicio, abandono del tabaco y bajar el nivel de estrés cotidiano... se sabe que son medidas de prevención eficaces.

En pocas palabras

-Un mito sobre el tratamiento antibiótico.

–Cualquier infección necesita tomar una caja entera de antibióticos. No es así. Se sabe que los cursos cortos de antibióticos en la mayoría de los casos son igualmente eficaces y conllevan muchos menos efectos indeseados.

–Una realidad.

–Las infecciones bacterianas complejas son una realidad preocupante, contra las que tenemos que tomar consciencia como sociedad.

–Un consejo.

–Soltad a un lado los teléfonos y hacer algo con las manos, escribir una carta o dibujar un cocodrilo con tu hijo.

–Un guiño optimista.

–Todos estamos de paso y las bacterias nos sobrevivirán, por lo que oled las rosas mientras podáis. ¡Qué maravilla es estar hoy aquí, en este preciso momento del espacio y el tiempo, con las personas que nos importan!»

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