Sigue la sequía en La Victoria

Y eso que el conjunto dirigido por el banquillero Gonzalo Arconada tuvo un inicio arrebatador y bastante prometedor. Cala destilaba su clase en la parcela ancha del terreno de juego y Hugo Díaz, con su instinto depredador, ponía en aprietos al meta Salcedo, que a punto estuvo de liarse con el esférico en sus pies y hacer un tempranero regalo a los blancos. Pero la pretensión de buscar al rival con esa convicción duró muy poco. El fútbol del Real Jaén se desactivó, ayudado por un La Hoya Lorca que tampoco estuvo muy fino, y ambos conjuntos confundieron el equilibro con el cloroformo para dormir el partido.

En algunos compases del choque se vio a un Real Jaén momificado, sin pulso y con una nula vocación ofensiva. No hubo un solo disparo local entre los tres palos en los 90 minutos reglamentarios. Sobran más análisis.

No fue suficiente con la magia, que se fue diluyendo con el paso de los minutos, de Cala. Además, si sorprendió la ausencia en la convocatoria de Nando, «para buscar una mayor solidez defensiva», según Arconada, más aún llamó la atención la ausencia en el once de Álex Cruz por un Paco Sutil que puso ganas pero al que se le pudo ver falto de ritmo competitivo después de su lesión. El canario está siendo el pelotero franquicia de este equipo en esta primera fase del campeonato y la llave más utilizada para romper los entramados defensivos de los locales.

Con todo, Poley firma en el minuto 23 la mejor ocasión del partido. Su disparo desde la frontal se marchó cerca del palo derecho.

El duelo había perdido gran parte de la viveza y el ritmo con el que arrancó. El fútbol se volvió mucho más espeso. El tedio lo rompió Cala, con una acción individual en la que fue sorteando adversarios hasta quedarse sin ángulo para dar el pase de la muerte.

Al descanso se llegó con Felipe Ramos salvando a los suyos tras una contra bien lanzada por los visitantes. El meta blanco contabiliza 209 minutos imbatido. Un registro para el optimismo y para contrarrestar los 270 minutos sin marcar en el Nuevo La Victoria. La peor racha sin perforar la portería contraria del Real Jaén en Segunda B es de cuatro encuentros, por ahora.

Al final del primer round se llegó con un cabezazo de Santi Villa que no encontró portería. Solo a balón parado el Real Jaén lograba inquietar a su rival.

Nada más reanudarse el partido, Roberto volvió a poner a prueba a Felipe. La mano salvadora del meta madrileño evitó un disgusto mayúsculo. La Hoya Lorca, sin grandes alardes, ya había rondado el gol mucho más que el Real Jaén.

Los locales, heridos en su orgullo, reaccionaron tímidamente con dos llegadas que no acabaron entre los tres palos.

Cambios

El técnico del Real Jaén apostó por mover sus piezas. Dio entrada a Nuno Silva por un Sergio Molina que no encontraba su sitio. El mediático portugués tuvo la oportunidad para reivindicarse a lo grande pero, tras una buena acción de Luis Pérez y Hugo Díaz, falló en un control que le hubiera dejado solo ante el meta rival. El disparo ya no pudo ser preciso.

El Real Jaén se mostraba, con el paso de los minutos, cada vez más impreciso. Además, los murcianos se sentían muy cómodos en un choque en el que se estaban cargando de amonestaciones, fruto de la excesiva dureza con la que se estaban empleando.

Álex Cruz entró en el terreno de juego por Paco Sutil. Pero el partido estaba ya en un sueño profundo. Como si los futbolistas estuvieran en brazos de Morfeo, el guardián de los sueños.

Arconada ha repetido en más de una ocasión que el equipo debía aprender a no perder cuando no se puede ganar. Se quiere evitar los errores cometidos en la recta final de algunos partidos que han costado al equipo jienense más de un disgusto. Pero el cambio parece mucho más profundo de lo que se podía pensar. El Real Jaén ha modificado el guión de su fútbol. Ahora parece un bloque cargado de contradicciones. Los actores siguen siendo los mismos, pero el mensaje no. Ya no se apuesta tanto por la construcción y al menor contratiempo se abusa del pelotazo en largo buscando la velocidad de Hugo Díaz.

Con argumentos tan previsibles y La Hoya Lorca feliz de haberse conocido, con el jugoso punto en su faltriquera, el resultado de empate a cero fue inamovible. Dos nuevos puntos que vuelan del feudo jienense. Y lo que es más importante una ocasión de oro para haberse acercado a los puestos de privilegio y haber crecido en confianza.

Con todo, el equipo sigue en el furgón de cabeza. Se resiste a descolgarse de los puestos de privilegio que dan derecho a pelear por el ascenso. Pero la competición no concederá muchas más oportunidades. La próxima semana toca visitar al líder, Real Murcia, que cuenta con 29 puntos en su casillero. Conjunto que ha puesto la directa y que ha enlazado cuatro victorias consecutivas, en las que solo ha encajado un gol. Si al Real Jaén le van los retos, el de este domingo (12:00 horas) es de nota.

Pese a que la jornada dominical fue soleada, el gélido invierno se asomó al Nuevo La Victoria. La afición blanca se calentó y empezó a atizarle a los suyos en algunos compases del encuentro. La hoguera, después de tres partidos consecutivos sin ver portería en su propio feudo, se aviva entre las huestes blancas. Habrá que ver en qué acaba este crepitar en la grada. Y sobre todo si Teruel, el jefe de la tribu blanca, existe y tiene algo que decir.