Fomento y Promoción del Real Jaén ya controla las acciones, a la espera de sacar a Rodríguez del Consejo

El mandato del empresario gaditano al frente del club blanco ha sido efímero. Al final le ha resultado imposible afrontar las acuciantes necesidades de una entidad que agoniza por unos males que han empeorado en los últimos cursos de la mano de la esperpéntica gestión de Andrés Rodríguez.

La operación se ha visto complicada, como no podía ser de otra forma, por la alargada sombra del todavía jefe de la tribu blanca. García y su equipo querían que Andrés Rodríguez renunciara, en una notaría, de su cargo como presidente del Consejo de Administración. O al menos que firmara un poder notarial que habilitara a los hombres de Ramón García para empezar a trabajar y tomar las riendas sin la amenaza de la excéntrica personalidad de Andrés Rodríguez. Todo estaba preparado para que, en una notaría de la capital jienense, Rodríguez firmara su desvinculación definitiva del club blanco. Sin embargo se personó para negarse, alegando que sus asesores «debían estudiar la documentación y la decisión».

Lo curioso de esta historia es que Rodríguez iba a firmar un poder notarial idéntico al que le cedió a Manuel Molinero antes del aterrizaje de Juan Manuel Reyes 'Samu'. Estaba conforme pero desde la notaría mandó un correo electrónico, para consultarlo, y su asesores le contestaron que no firmara.

De esta forma, García y Varela no cuentan con el control ejecutivo del club. Debido a que las decisiones en materia de gestión más importantes que afectan al plantel deben ser ratificadas por el jefe de la tribu blanca.

Habría otras opciones para desvincular, de forma definitiva a Andrés Rodríguez, pero se alargarían mucho más en el tiempo, precisamente lo que le falta a este Real Jaén.