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Córcega, playas paradisíacas y paisajes de ensueño en el corazón del Mediterráneo

Córcega, playas paradisíacas y paisajes de ensueño en el corazón del Mediterráneo

Francia esconde un auténtico paraíso frente a la afamada Costa Azul, un tesoro separado del terreno continental

Álvaro Romero

Jueves, 23 de mayo 2019, 11:50

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La idílica isla de Córcega se eleva sobre las aguas del mar Mediterráneo ocupando una situación privilegiada, dejando al este la costa italiana y al oeste la famosa Costa Azul francesa, de la cual tan solo le separan 200 kilómetros. Presenta una variada geografía con zonas de carácter montañoso que conviven con otras llanas y más de 1.000 kilómetros de paradisíaco litoral.

Diferentes pueblecitos y pequeñas ciudades salpican el terreno corso. Los núcleos urbanos más importantes son Bastia, al noreste de la isla y Ajaccio, al suroeste. Ambos presentan características similares, pese a ocupar posiciones muy dispares, yacen pegados al litoral y cuentan con los dos puertos más destacados de Córcega.

Ajaccio está considerada como la capital de la isla, muy ligada a la vida de Napoleón Bonaparte fue la ciudad que le vio nacer en agosto de 1769. Su recuerdo se mantiene y se puede visitar la casa en la que vivieron los Bonaparte, decorada con mobiliario de época y algunos objetos de la familia que aún se conservan.

Las calles de Ajaccio están llenas de tranquilidad y color. En su casco histórico aún se conservan antiguos edificios y calles repletas de historia, una historia que también se ve reflejada en las murallas de la ciudadela, desde donde divisar la hermosura del litoral. Contemplar el atardecer en este enclave se convertirá en un momento mágico para todo viajero que hasta allí se acerque.

Bastia, por su parte, presenta el encanto de las antiguas ciudades marineras del Mediterráneo, llena de arte e historia. No faltan las callejuelas estrechas y serpenteantes escoltadas por viejos edificios llenos de color, tanto en sus fachadas como en sus contraventanas que suelen aportar tonos variados y fuertes contrastes.

Se podría definir como una urbe alegre y llena de actividad, perfecta para pasear tranquilamente y disfrutar de sus plazas, lugares donde los vecinos se reúnen y tanto bares como restaurantes extienden sus terrazas ofreciendo la exquisita gastronomía local. La plaza de Saint Nicolás y la de Marché son los dos centros neurálgicos más importantes, muy cerca de la última se hace hueco el puerto y la bella calle de la Marina.

El Caribe europeo

La riqueza natural de Córcega y su franja costera enamoran cada año a miles de turistas que deciden visitar la isla, especialmente en temporada estival. Las aguas cristalinas que bañan sus extensas playas de arena fina y pequeñas calas vírgenes, flanqueadas por robustos acantilados, son motivo más que suficiente para conocer Córcega. Un viaje al Caribe sin salir de Europa.

Además, dos tercios del territorio forman parte del Parque Natural Regional de Córcega, título que protege la región y alberga cinco reservas naturales y parques marinos. Exhibe una excepcional variedad de paisajes y fondos de mar, únicos en el Mediterráneo.

Al cobijo de la montaña

El resto del territorio vive al cobijo del paisaje montañoso que domina el centro de la isla, se puede definir como una «montaña en el mar». Algunas de sus cumbres superan los 2.500 metros de altitud y entre ellas se dejan ver espesos bosques, verdes pastizales y ríos que forman a su paso fértiles vegas. Entre todo este entorno conviven multitud de especies endémicas.

Cuando aparecen pueblecitos y aldeas lo hacen para decorar el paisaje, sus casas en piedra hablan de tradición, costumbres y arquitectura popular. En estos pequeños núcleos de población aún se sigue trabajando la artesanía y gastronomía como se hacía antaño, pues ambas artes han ido pasando de generación en generación a lo largo de los siglos.

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