Señoras bien, señoras fetén en la alfombra roja de los Goya

Son también ellas las que conocen a las influencers invitadas. Pero hay algunas que ya reconocemos todos: es el caso de Chiara Ferragni, que lleva un Ze García rojo, el vestido de la venganza (por lo de los cuernos, sí). Al rojo se suma Leonor Watling, presentadora de la gala junto a Maribel Verdú. Y aquí también hay una venganza: si hace años, quince días antes de iniciar un rodaje, la Verdú fue sustituida por la Watling, hoy el Alberta Ferreti de Maribel ha ganado por goleada al Redondo Brand de Leonor.

La directora de comunicación de TVE María Izaguirre, bolso de España, llega acompañando a Melody: «Es un auténtico honor representar a mi país», dice. Melody en modo Miss Colombia. Qué pena que no se haya puesto a cantar en la alfombra, como hizo Blanca Paloma en su momento.

De negro van Nieves Álvarez, imperial con un Stéphane Rolland inspirado en Josephine Baker; Juana Acosta (maravillosa de Armani Privé), Macarena García, que ha vuelto con Enric Auquer y está guapísima con un terciopelo negro impresionante de Dior, y Paz Vega, convertida en una señorita Rottenmeier que le molaría hasta a Heidi. Si el año pasado se apostó todo al rojo, este se apuesta al negro.

De blanco dos nominadas a la mejor actriz: Emma Vilarasau, blanca y radiante va la novia, y Carolina Yuste, que lleva un Alexander McQueen que cuesta ver, entender y describir. Mejor Laura Weissmahr, arriesgando con su rollo bailarina con estructura y plumas en las pestañas: si hay que apostar, que la apuesta sea bien fuerte. Como Patricia López Arnaiz, de traje de chaqueta pantalón de raya diplomática con volúmenes XXL. ¿Que estaría más guapa con otra cosa? Seguro. ¿Que tiene tal personalidad que defiende lo que sea? También.

Estrella Morante aparece señorona, más cantante de ópera que flamenca. Belén Rueda, con postizo a lo Nicole Kidman, espectacular en un gris verdoso empolvado de Valenzuela atelier. Malena Alterio, ganadora el año pasado con un fabuloso Caprile rojo, va de reina saliente con Zac Posen, y si Clara Segura va a recoger su Goya en pantalones, Aitana Sánchez-Gijón va a recoger el suyo, el de honor, con un Carolina Herrera.

De Sybilla van Susi Sánchez y Lola Índigo, aunque la actriz que mejor que ha lucido la marca ha sido Marisa Paredes, la ausencia más dolorosa en estos Goya. También se echa de menos a Tilda Swinton y a Julianne Moore, que se ha debido de quedar pasando la tarde en El Corte Inglés. No aparece Pedro Almodóvar, ni asoman el morro dos señoras de Alcobendas, Karla Sofía Gascón y Penélope Cruz: la primera por lo que todos sabemos, la segunda por una gripe inoportuna. Se nota su ausencia: cuando Penélope Cruz estornuda, la alfombra roja se resfría.

¿Y los señores? Los Javis, de Vivianne Westwood, felices y muy bien maquillados (quiero sus secretos de belleza). Eduard Fernández va de Mansolutely, al igual Víctor Clavijo, la mejor voz del cine español con diferencia, y Alejandro Sanz, que lleva como complemento a su novia, veinte años menor. Richard Gere, oficial y primer caballero en recibir el Goya Internacional, sigue fiel a Armani desde que en 'American gigolo' le abriera las puertas de Hollywood al diseñador italiano desplegando su guardarropa sobre la cama del apartamento. Gere, por cierto, también luce un complemento similar al de Sanz. No sé para qué: las señoras bien, señoras fetén de esta noche han sido las de cuarenta y tantos para arriba. No aprenden.