Sin 'Los Goonies' no existiría 'Stranger Things'

'Los Goonies' se estrenó en una España en la que todavía no era fácil hacerse con un Levi's etiqueta roja o con camisetas como las que lucen los protagonistas, del Purple Rain de Prince y de Supermán, en un guiño al director Richard Donner. Yo vivía en un pueblo con acantilados muy parecido a Astoria, en la costa de Oregón, donde se rodó el filme. Pero todavía no se veían tantos vehículos cuatro por cuatro por las calles ni bicis BMX como las que usa la pandilla. Su reestreno el 12 de diciembre en salas, remasterizada en 4K, supone un acontecimiento. Pocas películas del cine de entretenimiento en los 80 han quedado impresas con tanta intensidad en la memoria sentimental de una generación.

Detrás de 'Los Goonies' está un director,Richard Donner, fallecido en 2021, que brilló con taquillazos como el primer 'Superman', 'La profecía', 'Lady Halcón' y la saga 'Arma letal'. Un artesano que salió triunfal de todos los géneros –terror, aventura, fantasía, thriller– y que fue uno de los directores mejor pagados de la industria: en los 90 cobraba 4 millones de dólares por película más un porcentaje de la taquilla.

Sin embargo, el espíritu de 'Los Goonies' se resume en el logo de la productora, Amblin, formado por Elliot y ET en bici atravesando la luna. Steven Spielberg tuvo la idea de la historia, eligió a los actores (Ke Huy Quan, Data, fue Tapón en 'Indiana Jones y el templo maldito'), supervisó el guion y estuvo encima en todo momento. 'El cuerpo', el relato de Stephen King publicado en 1982 adaptado en 'Cuenta conmigo', proporcionó al director de 'Tiburón' la idea de un grupo de críos que vive una aventura macabra. El tesoro del pirata Willy el Tuerto detona toda una peripecia que transcurre en tiempo real y que Donner rodó de manera cronológica. Como villanos, una familia de criminales, los Fratelli, que esconden en el sótano a la estrella del filme, Sloth, el hermano deforme que se pirra por el chocolate y que, claro, acaba haciendo buenas migas con Gordi.

'Los Goonies', que nunca ha tenido secuela, simpatizaba con los perdedores. Los auténticos villanos son los promotores inmobiliarios pijos que planean construir un campo de golf y echan de su hogar a los protagonistas. En una escena, uno de los gallitos del instituto está en el baño leyendo una revista de armas cuando los críos trastean con las tuberías y provocan que el inodoro vuele por los aires. Su pesadilla se asemeja más bien al recorrido por un parque de atracciones, con una casa del terror cuya nevera guarda un fiambre y un tobogán acuático que desemboca en un barco pirata.

Así, 'Los Goonies' también puede verse como un alegato contra la especulación inmobiliaria y una crónica sobre una familia en la que el padre parece estar siempre ausente, tan habituales en el cine de Spielberg (solo aparece en el desenlace). Hace 40 años, el filme de Richard Donner mezclaba varios géneros y conquistaba por igual a público de todas las edades. «Antes había películas para niños y películas para adultos. Ahora Spielberg ha encontrado un nicho intermedio», escribió el crítico Roger Eber.

El carisma de los actores terminó de obrar el milagro. Jeff Cohen (Gordi) y Corey Feldman (Bocazas) tuvieron barra libre para improvisar. John Matuszak, exjugador de fútbol americano de más de dos metros y 130 kilos, fue el perfecto Sloth. Murió cuatro años después de una sobredosis de opioides. El vídeo con la canción de Cindy Lauper arrasó en la MTV. Ke Huy Quan abandonó la interpretación, pero regresó hace un par de años con 'Todo a la vez en todas partes' y ganó el Oscar. Se advierte en la peli: «Los Goonies nunca dicen muerto».