Youtubers y ultras
Huesos de aceituna ·
Y ahora –no son tontos– aprovechan como nadie el arma más potente que la sociedad del siglo XXI ha creado para lo bueno y para lo malo: InternetJosé Luis González
Jaén
Viernes, 12 de febrero 2021, 22:52
No quiero ser injusto, así que lo primero que he de decir del tema que a renglón seguido trataré es que el colectivo de youtubers, ... como casi todos, es diverso. No todos y todas son iguales. Es decir, no todos y todas disponen de tan reducida sesera como exacerbado ímpetu en gritar a los cuatro vientos conceptos de los que no tienen ni pajolera idea. Sin duda, hay quienes reducen su actividad a lo que conocen en profundidad: videojuegos, moda, deportes, etcétera. Sin que, además, vean por ello mermado el número de seguidores ni sus pingües beneficios. Se vayan o no a vivir a paraísos fiscales para pagar menos impuestos; haciendo de su capa un sayo en tanto la legalidad vigente, nacional e internacional, se lo permita.
Pero durante las últimas semanas se ha producido un fenómeno que merece determinado nivel de análisis. Más que nada, para que no nos pillen por sorpresa los futuros efectos que pueda tener. Me refiero a esa concatenación de circunstancias que comenzó con la polémica –a primera vista, ramplona y flor de un día– sobre la 'huida' de cierto número de youtubers a Andorra para tributar menos. A ello siguió la crítica a esta decisión –aun- individual y libre– por considerarse 'poco ética', 'insolidaria' e 'hipócrita'. Lo cual no me parece del todo justo teniendo en cuenta, como digo, que cualquiera puede hacerlo si cumple con determinados requisitos, entre los que se cuenta vivir allí, al menos, 183 días al año. Ahora bien, si a esta 'mudanza' se unen las justificaciones que han esgrimido algunos de estos y estas jóvenes y no tan jóvenes, nos damos de bruces, ahora sí, con esa absoluta ausencia de ética, insolidaridad e hipocresía.
Pero, mire usted por dónde, a esta polémica se unieron ciertos actores en defensa de los 'sufridos' youtubers, que, a mí al menos, me llaman mucho la atención. Se trata de los economistas de cabecera de los medios más ultraliberales y, como no, de la extrema derecha, ojo avizor ante cualquier indicio de desestabilización del sistema. Los primeros, atacando su pieza más ansiada: nuestra ya muy capitidisminuida fiscalidad progresiva. Catalogando los impuestos a los 'pobres' ricos como draconianos y propios de un sistema pre-comunista. Y los segundos, dada su naturaleza, lanzándose en picado hacia su cadáver más apetecible: nuestro malhadado Estado Social. Ambos, son entes voraces que no han quedado saciados con los bocados que han asestado a la Educación y a la Sanidad públicas, dejándolas en los huesos, como es fácil de comprobar ya en estos tiempos de pandemia. Ansían más.
Y ahora –no son tontos–, aprovechan como nadie el arma más potente que la sociedad del siglo XXI ha creado para lo bueno y para lo malo: Internet. Ya lo hacían con las redes sociales, a las que han subyugado hasta extremos insoportables. Ahora también quieren aprovechar el exorbitante número de personas que sigue a estos 'apóstoles cibernéticos' para traerlos a su terreno. Y, a la vista está, como antes decía, no es muy difícil con algunos de ellos y de ellas. No diré nombres para ofrecerles, desde este humilde rincón, una publicidad que han demostrado no merecer. Y es que se ufanan de no haber leído un libro en toda su vida, de informarse a través de las redes sociales –es decir, de no leer nunca un periódico, ya sea digital o impreso– y, todo lo más, de mirar en Wikipedia conceptos que no conocen y de los que hablan con profusión.
Ya ven, entre redes sociales y youtubers somos millones los españolitos y españolitas que estamos a merced de las fuerzas que, a toda costa, intentan acabar con nuestro sistema de valores democrático y nuestro Estado Social. Todos y todas seguimos teniendo en nuestra mano el botón del pánico: el voto. Pero, para pulsarlo, necesitamos criterio, que es precisamente lo que pretenden socavar con este elaborado plan en el que llevan años trabajando y que tanto rédito les está dando. Cuanto antes nos demos cuenta, antes podremos levantar un muro que nos proteja. Ya saben construido con el ladrillo de la educación y la argamasa de la cultura, lo que siempre fue el conocimiento. ¡Qué gran palabra para nuestros políticos! Sí, para ellos en primer lugar. Porque en esta epidemia de la que hablo ellos son la primera línea, y la vacuna es ese conocimiento y la constatación de su importancia. Si no se la inyectan, nuestra suerte está echada.
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