De globos sonda y dimisión mazoniana
«No había que ser un lince para concluir que la dimisión de Mazón no iba a estar soportada en la honestidad, el honor y el respeto, sino en la rabia ante la pérdida de poder»
Yolanda Cruz
Periodista
Martes, 4 de noviembre 2025, 23:24
La sucesión de globos sonda que se inició el día después del homenaje a las víctimas de la dana es un ejemplo del uso que ... los partidos políticos hacen de los medios de comunicación para generar opinión pública y crear relato.
El 29 de octubre, en el funeral de Estado celebrado en el Museo de las Artes y las Ciencias de Valencia, después de no ser incluido en el saludo previo de los Reyes y el presidente del Gobierno con representantes de las víctimas, Mazón aguanto, inexpresivo, abucheos, increpaciones e insultos de numerosos familiares de víctimas que mostraban las fotos de sus seres queridos muertos y, en algunos casos, todavía desaparecidos. «No te queremos», «Asesino», «Fuera» e improperios de mayor fuerza fueron la banda sonora de los instantes que precedieron a la llegada de los Reyes y del presidente del Gobierno.
Los gritos de supervivientes y familiares de víctimas fueron el pistoletazo de salida de una operación informativa que al día siguiente, jueves 30, ya estaba en marcha. En diferentes tertulias de televisión y radio, periodistas y politólogos analizaban absolutamente todo lo retransmitido, y los informadores, representantes de medios de comunicación afines a la derecha, centraban sus intervenciones en dos cuestiones, por un lado, el hecho de que Núñez Feijoo no hubiese aparecido en público con Mazón, al que semanas antes no dudó en abrazar y jalear públicamente el 28 de septiembre en un acto del PP celebrado en Murcia, por otro, que al PP le había resultado imposible plantear un moción de censura contra Mazón en las Corts porque esa moción habría puesto al partido en las manos de Vox.
Quedaba lanzado el globo sonda, es decir: sabemos que lo ha hecho mal, pero ¿qué hacemos? ¿lo quitamos de en medio y dejamos que Vox campe a sus anchas? Los comentaristas daban una y mil vueltas a este asunto que, sin remedio, a oyentes y espectadores nos dirigía a una única conclusión: para ciertas cabezas pensantes, algunas de ellas, además, dirigentes, las 216 personas muertas y/o desaparecidas no compensaban la pérdida de escaños. Brutal y vergonzoso. Desde luego, no había que ser un lince para concluir que la dimisión de Mazón no iba a estar soportada en la honestidad, el honor y el respeto, sino ante la rabia por la pérdida de poder.
La estrategia se prolongaba el fin de semana. Ahora sabíamos que Maribel Vilaplana, la periodista que compartió mea y tertulia con el susodicho el día de la Dana, había precisado atención médica y que igual no declaraba el lunes en el juzgado como estaba previsto, ahora las voces constructoras del discurso adelantaban la posible dimisión mazoniana e incluso apuntaban posibles candidatos a sustituirle. El lunes 3, declaración de Vilaplana y dimisión con la bocachica, «correcta» según Feijoo, digna de análisis para otros, entre quienes me incluyo.
Narcisismo patente de Mazón empeñado en sacar a la persona a la relucir para evitar el descrédito que ya había desgastado al político. Se centró en intentar provocar pena y echar balones fuera, no asumió responsabilidades y habló de las víctimas de pasada. Una vergüenza para quien aún es presidente de los populares valencianos.
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