Arrabal y Moreno Arenas: entre el 'tohu-bohu' y el desconcierto
Wenceslao-Carlos Lozano
Lunes, 3 de febrero 2025, 23:01
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Wenceslao-Carlos Lozano
Lunes, 3 de febrero 2025, 23:01
En estos días se está presentando un libro de singular relevancia por su calidad literaria y el prestigio de sus autores, Fernando Arrabal y José ... Moreno Arenas, figuras esenciales de la dramaturgia contemporánea, titulado 'Entremeses /Impromptus' (Libros del Innombrable, Zaragoza, 2024). Reúne seis textos en edición bilingüe castellano-francesa que incluye, por este orden, un prólogo conjunto de Rafael Ruiz Álvarez y Mario de la Torre-Espinosa; y, ya cada autor por separado, una introducción de Pollux Hernúñez, los tres entremeses de Arrabal y una entrevista de Javier Villuendas Pérez. A continuación, introducción de Adelardo Méndez Moya, los tres 'impromptus' de Moreno Arenas y una entrevista de Andrés Cárdenas. Una estructura que se repite con toda exactitud en francés, quedando por tanto dividido el volumen de 326 páginas en dos partes iguales.
En 'Tohu-bohu', Arrabal sitúa la escena en el paraíso al segundo día de la muerte de Cervantes, siendo este recibido allí por el escritor Feliciano de Silva, y entablándose entre ellos un diálogo disparatado que, junto con elementos externos como ruidos estridentes, la canción 'Tutti Frutti' de Little Richard, entre otros desafueros, dan cumplida cuenta de ese caos y confusión inherentes a la desbordante fantasía arrabaliana. En 'Oración IA' prosiguen la estridencia musical de 'Tutti Frutti' y las elucubraciones sobre Dios, pero ahora en un escenario plagado de ordenadores, un ataúd infantil negro, cuatro velas y un Cristo de hierro; ello con dos personajes, Fidio y Lilbe, y en el entorno futurista de Cloud Valley, ese proyecto chino de ciudad inteligente que será controlada por inteligencia artificial, pero donde se combina la más rancia tradición veterotestamentaria con la modernidad más puntera, siendo una de las claves el eterno dilema entre el bien y el mal, sus alcances y posibles interpretaciones, así como su relatividad pues parece tratarse de padres que acaban de matar a su hijo. La tercera pieza, 'El Greco y el Inquisidor general', nos devuelve al pasado para enfrentar a dos personajes históricos: El Greco y Gaspar, cardenal de Quiroga y Vela. Este pretende, mediante una torticera retórica teológico-eclesial, acusar al pintor de herejía en uno de sus cuadros, 'El martirio de San Mauricio', y a punto está de conseguirlo cuando un enviado del rey aparece para avisar al pintor, ya esposado, de que este lo insta a reunirse de inmediato con él para almorzar, librándolo por los pelos del calabozo.
En cuanto al teatro del alboloteño José Moreno Arenas, 'El reloj' es una pieza de apenas cuatro páginas con dos personajes de nombres significativos, Líber y Servus, que entablan un diálogo arisco en forma de prolongada ráfaga de preguntas y respuestas muy cortas e instantáneas. Se trata así mismo de un juego dialéctico destinado a desconcertar al lector-espectador recordándole que la sinrazón es algo que siempre tenemos a mano como escapatoria de una realidad desasosegante. 'La cabeza' tiene ese mismo formato predilecto del autor que es la pulga sazonada con humor y crítica. Lo que aquí es aparente motivo de conflicto es la propia cabeza de uno de los dos personajes, que se presenta, por arte de birlibirloque, con sombrero de copa, luego con un pelo exageradamente largo y erizado; y finalmente del todo calva. Pero el dilema no está en el continente sino en el contenido, no siendo los cambios físicos de la cabeza sino tres variantes de un mismo problema, que es precisamente la «falta de cabeza» de su interlocutor. 'El purgatorio' recurre a personajes reales como Marlowe, Shakespeare y Calderón, este último con una brevísima intervención al final. Christopher y William «dialogan, aunque apasionadamente, con formas civilizadas». Esta acotación del autor se va progresivamente diversificando en una profusión de didascalias muy precisas sobre las actitudes de los dialogantes, como es habitual en el teatro de Moreno Arenas, conformando de tal modo un texto paralelo en continua relación dialéctica con el principal. El tono es áspero, tratándose de un ajuste de cuentas post mortem en el que, entre burlas cáusticas y reproches, ambos personajes debaten sobre aspectos biográficos históricamente poco esclarecidos, asuntos de autoría y envidias recíprocas que requerirán de la intervención de Calderón para resolver el entuerto dentro de un interesante ejercicio de metateatro.
El lector interesado en teatro contemporáneo tiene aquí la gozosa oportunidad de leer, debidamente comentadas, seis obras inéditas y recentísimas de estos dos dramaturgos esenciales por la originalidad y pertinencia de sus preceptivas escénicas. Por tanto, bienvenida sea toda nueva propuesta escénica que, por su carácter visionario y su buen hacer, concite un despertar de las mentes a nuevas opciones de cultura y de gozo sensitivo, necesariamente iconoclastas, provocativas y transgresoras para sacar al lector-espectador de su indolencia programada, ya sea recurriendo al absurdo, al surrealismo, al 'tohu-bohu' —ese caos arrabaliano— o, ya metidos en faena, removiéndole las tripas con el teatro indigesto —desconcierto y provocación— de José Moreno Arenas.
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