Violentar
PUERTA PURCHENA ·
«Los forzamientos a la mujer para usarla como simple objeto sexual se producen actualmente en la frecuencia de casi uno al día. Y esto es solo lo que se divulga; así que debe de haber más»En su primera acepción, el diccionario de la RAE define así el verbo violentar: aplicar medios violentos a cosas o personas para vencer su resistencia. ... Y eso es lo que ocurre muchas veces entre los humanos. Pero la acción de violentar adquiere su aspecto más repugnante cuando la violencia se ejerce contra el más débil para satisfacer el sexo. No digamos nada si para ello se unen varios individuos.
Y, por lo que se sabe, en Almería al menos, esta acción violenta para satisfacer la parte menos noble de la sexualidad va en aumento. Para colmo y como dato significativo, cuando se divulgó el lamentable suceso protagonizado por 'la manada', estos delitos se multiplicaron por diez. Supongo que se debió a que aquello se puso de moda. En cualquier caso, los forzamientos a la mujer para usarla como simple objeto sexual se producen actualmente en la frecuencia de casi uno al día. Y esto es solo lo que se divulga; así que debe de haber más.
Todo ello fue analizado hace unos días por Alicia Amate en IDEAL. Y apoyándome en ese trabajo, intentaré comentar lo que no hubiera querido nunca tener que hacer. Pero esto es lo que hay, que se dice mucho. Porque el periodista tiene que tragarse muchas veces su asco para ocuparse de lo que no debería producirse jamás dentro de esta especie que se ha dado en llamar humana.
Y cualquier comentario que se pueda elaborar sobre el asunto, aparte de ser desagradable, ha de tener que ver con la torticera perversión humana, que ha cambiado el significado de un don natural en un atentado contra la persona. Y supongo que a muchos se nos viene a la mente la palabra animal para relacionarla con el hecho. Pero ya quisiéramos nosotros tener el nivel de los animales en este terreno. Porque en el mundo animal se dan también casos, pero son excepcionales o muy esporádicos.
Y es que la naturaleza dotó también a los humanos del don de la sexualidad. Lo hizo con el propósito de facilitar el encuentro entre nosotros, de elevar el nivel de las relaciones, dentro de las cuales lo habitual es que surja el amor, algo que nos aproxima a los dioses. Pero el usar la violencia para conseguir un placer sin tener en cuenta el dolor que se produce en la otra persona es algo demoníaco. Es la sublimación del egoísmo, algo también natural y benéfico en su dosis justa, nunca alzado por encima de todo lo demás.
Y sorprende que en esta sociedad en la que nos toca vivir se produzcan estos hechos vergonzosos. Sorprende por la liberalidad con que se practica la sexualidad. Porque se ha quitado definitivamente ese tabú que pesaba sobre ella. Y nadie se asusta ya de que los impulsos sexuales se expresen libremente. Quizá demasiado, pero no seré yo el que lo critique, que esto es infinitamente mejor que lo que yo tuve cuando era adolescente. Además de que aún deben de quedar por ahí prostíbulos o lugares de encuentro.
Y el castigo que se proporciona a los que violentan a mujeres no logra que los violadores se inhiban. Tal vez, lo contrario.
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