Víctimas olvidadas
«Se habla de que hay que cuidar a las víctimas, respetarlas, honrarlas, pero no se está haciendo, al contrario. Los muertos se enterraron, pero los vivos siguen ahí y se enfrentan cada día a su dolor íntimo por la pérdida de sus seres queridos, además de sus propiedades, de su pasado y de su futuro»
Ángel Iturbide
Periodista
Sábado, 1 de marzo 2025, 23:07
En octubre se alcanzarán los 16 años desde que mi padre cerró el libro de su vida. Murió tranquilo después de unos pocos días de ... encontrarse mal. Lo hizo en una cama de hospital y días después nos dijeron que había fallecido por un fallo multiorgánico o una septicemia, qué más da. Le faltaban 13 días para cumplir 86 años. No estaba en el momento en que falleció, pero quince días antes había viajado a casa y unos días antes de su muerte habíamos hablado por teléfono. Mi madre murió hace poco más de tres años y lo hizo en su cama mientras dormía. Tampoco estaba esos días con ella, pero sí dos meses antes cuando acudí a atenderla pues su cuidadora había cogido vacaciones. Era dependiente y tres meses después habría cumplido 94 años.
El 29 de octubre unas lluvias torrenciales arrasaron la vida de 227 personas, de las que 3 aún no se han recuperado sus cuerpos, en la comunidad valenciana. Una tragedia difícil de imaginar para los que no estábamos allí e imposible de olvidar para los que sí estaban. A partir de ahí las acusaciones de unos y de otros sobre lo ocurrido, las polémicas sobre si se podía haber evitado o si se podía haber actuado de otra manera se suceden día tras día. La jueza de Catarroja ya ha dicho que de haber actuado de otra manera se habrían evitado muchas muertes. Se habla de todo ello, pero no se habla de la culpa. De lo que pueden sentir quienes tenían que haber velado por la seguridad y las vidas de miles de personas y no lo hicieron o lo hicieron mal.
Se habla de que hay que cuidar a las víctimas, respetarlas, honrarlas, pero no se las cuida. Los muertos se enterraron, pero los vivos siguen ahí y se enfrentan cada día al dolor por la pérdida de sus seres queridos, además de sus propiedades, de su pasado y de su futuro. Pero es que los hemos condenado a que estén permanentemente asistiendo al enfrentamiento entre unos y otros que no llegan a asumir sus responsabilidades. Como si la reconstrucción de las zonas afectadas, además de paliar los daños materiales, les fuera a devolver a sus muertos.
Lo que la mayoría quiere es conocer fehacientemente qué ocurrió aquel trágico día y confía en que la honestidad y el pudor, la humanidad y el sentido común lleven a quienes fallaron a asumir su responsabilidad en todo ello. Pero no está siendo así. El espectáculo que está ofreciendo el presidente de la comunidad, Carlos Mazón, es vergonzante. Como lo es el papel adoptado por el Partido Poular que desde el principio cerró filas en torno a su hombre en la Comunidad Valenciana, aunque ya las están empezando a abrir. Un presidente autonómico como lo es Mazón tiene que actuar con absoluta transparencia, pero en este caso es todo lo contrario. Las contradicciones, las medias verdades, los silencios, los cambios en sus declaraciones son una constante desde el pasado 29 de octubre. El otro día sorprendió a todos asegurando que había llegado al centro de coordinación de emergencias a las 20,28 horas, sin que acabe de explicar dónde estuvo o qué hizo en las horas previas, presumiblemente para librarse de la vía penal al no estar presente en el momento de enviarse la alerta. Se sabe que comió con una periodista, pero desde que terminó hasta que llegó al Cecopi poco se conoce. Se ha negado a dar la lista de llamadas, o la geolocalización de su teléfono móvil, incluso se ha dicho que no tiene teléfono móvil personal. Y si todos esos silencios, contradicciones, versiones diferentes y hasta mentiras que se descubren ante las nuevas declaraciones no fueran suficientes, el lunes se presentó en Madrid acompañado por primeras figuras del PP como la víctima de todo.
Y volvemos al principio. Se han olvidado de las víctimas, sobre todo, de las que siguen vivas que han perdido todas sus propiedades y en muchísimos casos a sus seres queridos. Mazón y el PP con su apoyo incondicional y Vox con su negativa a aprobar una moción en la que se pedía la dimisión del presidente les han dado la espalda porque lo único que les interesa es salvarse ellos políticamente, porque a los otros ya no los salva nadie. Y como la dignidad, honradez y honestidad se las llevó el agua quien más quien menos se aferra al sillón esperando que el temporal amaine. Pero están escribiendo la historia y esta va a ser cruel con ellos lo mismo que lo están siendo ellos con las víctimas que provocaron.
Mi duelo fue tranquilo y sereno. El de las víctimas de la dana no, aún peor, está agravado por la falta de escrúpulos, de pudor y de dignidad de aquellos que los debieran proteger y no lo hacen.
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