Con urnas y dientes
Crónicas granadinas ·
Hoy nos enfrentamos a una necesidad urgente. Hay que votar donde sea, bueno, donde les toque, debemos demostrar que estamos en un país democráticoTico Medina
Granada
Domingo, 10 de noviembre 2019, 01:55
Ya conocen ustedes, mis paisanos, mi gusto y mi pasión por las palabras. Me encanta jugar con ellas. Por eso agradezco tanto que existan para ... usar y tirar, incluso para usar y abusar de ellas. Ahí están las más de doscientas palabras nuevas que, en Sevilla, acaba de aceptar el Diccionario de la Lengua y que son noticia estos días. Por eso hoy, haciendo de lo que soy,un trilero, aquí esta el título de moda, de actualidad inmediata: «A votar con urnas y dientes». A votar hoy, o Dios sabe cuándo, que igual lo del bloqueo continúa a juzgar por lo que dicen los fondos de las tazas de té de los que leen en ellas y saben de esto.
En Salvador de Bahía, en Brasil, conocí a un sabio que sabía leer en los esfínteres. Fue en carnavales. Me lo recomendó Jorge Amado, que mereció ser premio Nobel de Literatura, pero no se lo dieron. Total, que fuimos un grupo a ver al brujo. Yo quería tener testigos. Y cuando empezó a leerme, sí, como les digo, le comenté desde mi extraña postura: «Maestro, que me está usted leyendo el pasado y eso ya me lo sé, está en las enciclopedias (entonces no había Internet), yo lo que quiero saber es lo que va a pasarme a partir de esta noche».
El hombre terminó leyéndome las palmas de las manos. Me recordó lo de aquel al que unas gitanas de Córdoba le estaban escrutando también las manos y le dijeron: «Lamento comunicarle, caballero, que lo tiene usted muy difícil, igual no pasa de este invierno…» Menos mal que el pobre cristiano se apresuró a corregir el veredicto: «Perdonen, pero es que no me había quitado los guantes, que son de piel de cerdo».
Todo esto lo cuento para aligerar la entrada, dicho lo cual paso a lo sólido: hoy nos enfrentamos a una necesidad urgente. Hay que votar donde sea, bueno, donde les toque, debemos demostrar que estamos en un país democrático. Aunque, a veces, ya saben, parece lo contrario: dedocrático, que aunque suena parecido, es cosa distinta. Y en cuanto a las 'uñas-urnas' del titular, pues es evidente que hay que votar con las manos. Y hay que votar también con los dientes para sonreír... O para afilar públicamente, sobre todo, en el caso de Pablo Iglesias (no es para inducirles el voto), que acaba de estrenar dientes blancos, lo que servidor dio en llamar en su día 'la operación conejo', que consiste en tratar solo las paletas tras acordar un precio con el 'dientista', que es como les llama un amigo mío. Dientes blancos, ahora tan de moda, por caros que sean y que nos recuerdan el título para una novela de época:¡Ay aquellos tiempos en que llevábamos los dientes amarillos!
Eran otros tiempos, lo digo sin nostalgia. También pensé en titular esta crónica del domingo con una llamada de copla que me encanta:«En los carteles han puesto un nombre...», aunque con algún cambio por mi parte: «En los carteles han puesto un nombre que yo sí debo mirar. Este me gusta y olé. Y este me gusta y olá». Las dos tildes finales son para alegrarles el día.
A ver, ahora escribo para los indecisos, que sois los que tenéis la sartén por el mango. De vosotros depende. Y no digo que de nosotros, por que yo, fiel a mi condición de votante de toda la vida, ahí estaré, en mi colegio electoral del barrio de Chamberí, en Madrid, ahí tienen ustedes su casa. En Granada, ya lo saben, es: «'Onde' ustedes les dé la gana», porque considero a nuestra Granada como mi primera casa, aunque sea debajo de un puente. Eso sí, que sea sobre el Genil. Veo con alegría la muy buena idea de tratar de reinventarlo, o sea, darle vida a sus riberas, embelleciendo su curso.
De hecho, he estado a punto de escribir la crónica de nuestro río: desde el Guadalquivir de donde viene y es su hermano pequeño el Genil, que riega nuestra geografía. Pero el mejor de los ríos de Granada, por más buenos que sean los otros, es Miguel Ríos, que siempre esta ahí, mas vivo que nunca, y que igual es uno de los pocos que acuden a la boda, sí señor, de Joaquín Sabina, que se casa con la dama con la que vive desde hace no sé cuántos años, quizá treinta... Joaquín, inmenso poeta, que además, en su día, tuvo una casa, o quiso tenerla, cerca de la que habitó el maestro Manuel de Falla, para, según sus propias palabras, «ver si se me pegaba algo».
Lo que sí me he pedido, pagando, claro, es uno de esos chalecos que ahora se llevan tanto, este sin mangas, con el escudo del Granada Club de Fútbol y que distribuye IDEAL, para llevármelo puesto en cuanto salga a la calle. El primer día que lo tenga a mano me lo llevo a la tele para que lo vea toda Andalucía en el programa que llevo siete años haciendo todos los miércoles con mi maestro Juan y medio. Es una gran idea de nuestro periódico y les va a salir, creo, por menos de veinte euros, cuando en la tienda, y sin escudo, vale casi diez veces más. Insisto, es una buena idea que merece la pena, porque el Granada, esté o no esté el primero, merece ser ayudado en todos los conceptos.
Yo, por ser socio de honor, tengo hasta mi camiseta antigua, que ya se la he puesto a mis nietas, aunque su madre, María, es del Atlético de Madrid.
Y paso a 'la Índigo', que está en un gran momento. Es una artista de cuerpo entero. Cantando y siendo, las dos cosas al mismo tiempo. Da gusto escribir del éxito y, si es posible ampliarlo, de una granadina que, además de ser un resplandor como estrella de lo suyo, es buena gestora. Lo está demostrando desde hace ya mucho tiempo
Y termino con un consejo que espero que tengan en cuenta y que les mando como el que envía una cesta de Navidad en tiempos de zozobra (más vale que 'zozobre' que no nos falte): que hay mucha noticia falsa que te la dan como buena. Ytambién hay mucha noticia buena que te la dan como falsa. Lo que hago público, como dicen los viejos papeles oficiales, para general conocimiento. Es un consejo para terminar de dientes, para los dientes que rechinan, que, por cierto, es mi caso.
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