Traidores
Desde el campanario de la iglesia ·
«La cartelería de estos días anuncian y prueban que la traición nunca duerme ni descansa»El traidor en el mundo bíblico siempre ha sido llamado Judas Iscarote, quien formando parte de los doce discípulos elegidos por Jesús de Nazaret para ... ser sus colaboradores, fue un buen traidor porque cumplió su papel en el drama de la Pasión y Muerte del Maestro.
Los psicólogos nos dicen que los traidores son eunucos mentales, bufones de cortes putrefactas y cobardones hasta extremos delirantes. El traidor es un personaje que se cree 'arreglador' de lo que nadie ha conseguido, y además, imprescindible en ese papel traicionero a las leyes, a las personas, a las instituciones y a los sistemas de entendimiento de la convivencia democrática. Dándose un papel de 'sabeor' de todo sobre los demás sintiéndose poseedor de toda la verdad cuando no sabe ni leer ni escribir ni hablar pegado a un papelucho que le pasa cierto despechado que anhela pasar a la historia como remedo aldeano de aquel Antonio Pérez de la Corte de Felipe II.
La historia bíblica está plagada de traidores desde el Jardín del Edén donde se cometió el primer pecado de desobediencia a la voluntad de Dios. Las consecuencias de aquella traición la estamos pagando todos con la enfermedad y la muerte fruto de aquella fatal acción en los albores de la historia de la salvación.
De igual modo la historia de la Iglesia recoge actos de traición protagonizados por personas que aún hoy sostienen que los casos de pederastia no son para tanto, sino que son efecto de un mal momento febril sin pensar en las consecuencias.
Tenemos, por lo tanto, traidores hasta en la sopa. La gran ocasión de felonía ocurrida en España acaeció en el año 1808, cuando Carlos IV, su hijo Fernando y su madre María Luisa, lamieron las botas en Bayona al pequeño corso Napoleón a favor de pasar la corona española al conocido popularmente como pepe botella.
Aquella gesta traidora parecía que era la última en la historia española. Pero no ha sido así. Los traidores no desaparecen de la escena de España. La cartelería de estos días anuncian y prueban que la traición nunca duerme ni descansa. Los hechos nos conducirán a darnos de cara con los traidores hodiernos.
Mientras, en nuestro Jaén, somos los que más hemos señalado la casilla en el Impuesto de la Renta de las Personas Físicas a favor de la Iglesia Católica. Esta demostración prueba que los jaeneros no somos traidores, sino fieles hijos de la institución en la que fuimos bautizados y donde deseamos descansar en paz. La traición no vive en Jaén, está por encima de Despeñaperros.
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