Torra, virtual inhabilitación
Editorial ·
Urge que el separatismo se atenga a la legalidad para evitar la judicialización de la crisis catalanaMiércoles, 15 de enero 2020, 23:08
Las declaraciones del presidente de la Generalitat, Joaquim Torra, señalando que en caso de ser inhabilitado por el Tribunal Supremo deberá ser el Parlamento catalán ... quien tome la decisión definitiva, y que si éste secunda la resolución del TS todo conduciría a nuevas elecciones autonómicas, demuestra hasta qué punto JxCat y ERC están manteniendo su particular pulso por la hegemonía en el seno del independentismo a cuenta de la 'judicialización' del 'procés', que denuncian al unísono. La Sala de lo Penal y la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Supremo deberán pronunciarse sobre los recursos de la defensa de Torra, tanto ante la sentencia condenatoria por desobediencia del TSJC, como ante las resoluciones de las juntas electorales Central y Provincial.
Es probable que en ambos casos el Supremo se incline por la inhabilitación de Torra. Con lo que, a través del Tribunal Superior catalán, se requeriría a la presidencia del Parlamento autonómico hacer efectiva la inhabilitación. A tenor de los precedentes, los servicios jurídicos de la Cámara catalana informarían a favor de que ésta obedezca al Supremo, y punto. De manera que el 'republicano' Roger Torrent y los integrantes de la Mesa del Parlamento catalán se verían obligados a optar entre la desobediencia, dando lugar a un nuevo procedimiento judicial, o aplicar la resolución del Supremo mientras una parte del independentismo censura su cobardía y su traición.
Si el Tribunal Supremo confirmase finalmente la inhabilitación de Torra, Torrent tendría que proceder a una ronda de consultas para proponer a un candidato a la presidencia de la Generalitat. Momento en que se tensionaría aun más el pulso entre JxCat y ERC, bajo la presión adyacente de la CUP y de las entidades independentistas. A no ser que el partido de Junqueras, Aragonès y Rufián se aviniese desde el primer momento a la designación de un parlamentario afín a Puigdemont para sustituir a Torra hasta culminar la legislatura en 2021. Hipótesis verosímil, dado el vértigo que padece ERC cada vez que se confronta con los post-convergentes radicalizados. En un pulso entre dos inseguridades, la de la particular galaxia de JxCat, PDeCat y la frustrada Crida, condicionada desde lejos por el expresidente Puigdemont, y la de los 'republicanos' aspirando sin demasiada convicción a hacerse con el timón de la Generalitat. Por eso mismo urge que el separatismo catalán se haga mayor de edad ateniéndose a la legalidad para evitar la judicialización del «conflicto», y que deje de solapar sus cuitas internas bajo el cuestionamiento del Estado de derecho.
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