La tormenta perfecta
Puerta Purchena ·
«Y pesadillas, pero monetarias, son las que provocan las conexiones aéreas, por el salvaje precio de los billetes»Inmersos estamos desde hace tiempo en una tormenta perfecta. Ya saben, el choque entre dos borrascas, una fría y otra caliente, que provoca desastres meteorológicos ... añadidos.
A ver si me explico. Resulta que llevamos años luchando por levantar cabeza. Por un lado, por ser punteros y ejemplares en el campo, para que nuestras frutas y verduras las codicien por ahí fuera. En eso se parten el pecho cada día agricultores y exportadores. Para innovar en el mármol, uniendo sabiduría milenaria con técnicas y productos asombrosos, para salir de una crisis que le costó a la comarca más de la mitad de sus empleos. Y lo mismo ocurre cuando levantan la persiana los dueños y trabajadores de hoteles, pensiones, restaurantes, bares, chiringuitos. Sacamos pecho (con razón) por las bondades de nuestro sol, nuestro paisaje, nuestro mar, nuestras tapas y los tratamos de poner en el mapa turístico internacional de postín, convenciendo a agencias, touroperadores y en ferias internacionales...
Para luego irnos a topar con las borrascas, que en nuestra provincia se llaman Renfe, Adif, o AENA, y que nos impiden llegar a los mercados o que vengan a nosotros. Sí, ya sé que hay obras del AVE con Murcia que empiezan a adjudicarse. Pero ya nos hemos olvidado de la Alta Velocidad transversal, que debía comunicarnos con el resto de Andalucía. Y soportamos con un estoicismo que roza la estupidez, que Renfe nos ofrezca, como premio de consolación, combinaciones fantásticas para llegar a Madrid, vía AVE de Granada (que va por Antequera y Córdoba, como si un niño con un compás hubiera hecho el trazado), al bonito y asequible precio de 84,1 euros por trayecto, para ahorrarnos la friolera de tres minutos respecto al Talgo.
Claro que el Talgo no siempre llega. Bueno más bien llega con retrasos y averías a cada paso, mientras que los trayectos a Sevilla por ferrocarril se han convertido en Pesadilla en Santa Justa Street.
Y pesadillas, pero monetarias, son las que provocan las conexiones aéreas, por el salvaje precio de los billetes a la capital de España.
Es decir, todos los impulsos, todos los esfuerzos, todos los empeños no sirven de nada si seguimos como hace veinte o treinta años en cuestión de infraestructuras.
Y lo peor de todo es que la dejadez y la desidia de todos nosotros. Los primeros, los políticos que se olvidan de nosotros y no nos responden. Como ese ministro Ábalos mencionando la necesidad de la Alta Velocidad para Jaén o Extremadura, pero sin mencionar a Almería.
Los segundos, los empresarios. Que parecen más atareados en las guerras de guerrillas que en combatir todos juntos en la misma trinchera.
Y para acabar, los propios ciudadanos. Que tampoco exigen, exigimos, reclamamos o protestamos con suficiente denuedo. Y así seguimos. Como hojillas de papel, agitadas por el viento, bamboleándose a merced de la corriente que sople con más fuerza.
Lo que les digo. Una tormenta perfecta de la que solo saldremos si somos capaces de empujar todos a una.
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