Toque de queda para la democracia
marcial vázquez
Jueves, 22 de octubre 2020, 23:37
Fue el pacto del Tinell con Zapatero el que anticipó lo que vendría lustros después de la mano del insensato sin escrúpulos. Al final todo ... lo malo que nos está pasando a los españoles en democracia tuvo su raíz o su versión previa con el gobierno del actual representante internacional del narcodictador venezolano. Ha tenido que presentar Vox un circo de censura para que el PSOE ponga en un documento bien visible cual es el bloque de poder que posiblemente impedirá al PP volver al gobierno durante bastantes años, porque si Casado sigue pensando que será presidente por la negligencia y la incompetencia de esta banda de izquierda reaccionaria con 60 mil muertos a sus espaldas es que no le queda en funcionamiento ni uno solo de sus sentidos.
La moción presentada por Vox esta semana ha confirmado dos cuestiones fundamentales para nuestro futuro como país y como democracia: el partido liderado por Abascal supone una amenaza directa para la convivencia y el pluralismo democrático, con algunos de sus diputados abiertamente entregados a la reivindicación del franquismo como modelo político a seguir; y, lo que es aun más importante, mientras exista VOX, la alternativa real al bloque contra la democracia liderado por Pedro Sánchez será una quimera absolutamente inalcanzable.
A la vez que Abascal subía a la tribuna para alimentar al gobierno sanchista podemita, en Francia nos daban una lección de cómo un país, una nación, se enfrenta unida a una amenaza existencial sin tibiezas. Es llamativo que a raíz del asesinato del profesor francés a manos de un fanático del islam, apareciera esa izquierda niñata tan nuestra alertando del peligro de «todas las religiones», como si los cristianos o los judíos fuesen decapitando a otros porque se caguen en Cristo o blasfemen contra Yahvé.
Volvemos al mismo cuento de siempre: la fascinación irracional que tiene cierta izquierda con una religión abiertamente antidemocrática y antiliberal como la del profeta Mahoma, frente a la cual Macron hace unas semanas anunció una lucha sin cuartel, porque en Francia ya han comprendido el peligro existencial contra su República que supone el adoctrinamiento de ciertos Imanes. Si el atentado terrorista se hubiese producido en España, ver un funeral de Estado con todas las instituciones unidas contra la amenaza yihadista habría sido absolutamente imposible. Es cierto que los gobiernos cada vez tienen menos efectividad en el control de las identidades que fragmentan y polarizan a sus sociedades, pero al menos es un alivio contar con una elite política que en las amenazas más directas contra sus libertades está unida ante sus ciudadanos. No es que en Francia no exista una izquierda que se haya puesto del lado del terrorista islamista, buscando comprender su reacción y culpando al profesor que quería enseñar la libertad de expresión a sus alumnos; es que allí son una minoría y están en un rincón, mientras que aquí están en el gobierno.
Lo de culpar a las 'religiones' cada vez que un yihadista mata a unos infieles es algo parecido a cuando escuchamos a personas indignadas por lo mal que lo están haciendo «todos los políticos». Bueno, podríamos admitir dicha apreciación siempre que en la ecuación las culpas y las responsabilidades no se repartan mitad y mitad, porque en esta carrera hacia el abismo social, político y económico en la que vamos sin frenos y cuesta abajo no tiene la misma culpa Pedro Sánchez que Pablo Casado. Dicen que ahora, para paliar el tsunami del coronavirus, piensan implantar el toque de queda. Así los jóvenes no harán botellones. Lo que pasa es que el toque de queda no podrá evitar que se reúna el grupo de españoles más peligroso para nuestro futuro. Sí, ese que queda en la Moncloa cada martes y cuando toque castigar a Madrid con un estado de alarma.
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