Tonto el último

Bueno, cada cual tiene su propia fórmula y si la Junta ha elegido la de 'Tonto el último', sus razones habrá tenido. Lo mismo piensa que es tan buena que de ahora en adelante el mérito para cualquier oferta pase por ahí, por darse prisa en pedir el puesto. Yo, por si acaso, me lo pido desde ya para ser el próximo presidente de la Junta de Andalucía. ¿Dónde he de enviar el email correspondiente? Bueno, no apuntemos tan alto. Con ser un simple concejal con dedicación exclusiva, sueldo y dietas me conformaría aunque tampoco estaría mal acceder al cargo de ingeniero jefe de obras públicas o al de abogado del Estado. Qué más da no tener título, no disponer de experiencia reconocida, ni poseer la formación adecuada, ni ser parado de larga duración… si soy el Usain Bolt de los correos electrónicos.

El método usado por la Administración andaluza, del que dudo que cumpla con los grados de objetividad, igualdad y demás derechos y valores democráticos, también pone en duda el papel o papelón que en las políticas de empleo juega el llamado Servicio Andaluz de Empleo, el SAE. En principio, lo de 'Tonto el último' no es que lo deje fuera de juego, sino que lo envía realmente al rincón, lo pone el último de la fila, sin nada que decir ni cortar en este asunto. Bueno, como casi siempre. El SAE es una de esas trabas administrativas que sufren los desempleados cuando buscan trabajo. Es un organismo que para lo que más sirve es para avalar las estadísticas del desempleo. Es como el organismo de Loterías y Apuestas del Estado, que siempre engorda el bote y que cuando lo reparte nadie se entera a quién.

También puede que ya nunca más la Junta elija este sistema para ofrecer trabajo pagado con lo recaudado a través de impuestos que es como siempre se pagan estas cosas, aunque debería dar una nueva oportunidad y, de hacerlo, eligiendo como trabajadores a los últimos que enviaron su correo. Al menos le darían la razón a quien, en su día, advirtió sobre aquello de que «los últimos serán los primeros». Amén.