Las elecciones del pasado domingo, día 19, en Andalucía han arrojado un resultado contundente para el Partido Popular, al que toca felicitar y dar la ... enhorabuena. Esa mayoría absoluta les va a permitir gobernar esta Comunidad Autónoma sin sobresaltos, llevando a cabo todas sus políticas sin tener que depender de nadie para ponerlas en marcha. Imagino que serán todas aquellas iniciativas que han detallado en el programa electoral con el que se presentaron a las elecciones.
Por otro lado, el resultado obtenido por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) ha sido el peor de toda su historia en Andalucía, llevándolo no sólo a no gobernar sino a rebajar de manera considerable el número de votos y escaños en el Parlamento de Andalucía. Origina este respaldo una situación inédita de la que hay que sacar una importante lectura. Hay que ver en qué se está fallando o que se está haciendo mal para que los votantes le hayan vuelto la espalda de la manera que se la han dado.
Este resultado electoral requiere una profunda y serena reflexión en el seno del partido, de tal manera que se busquen todas las causas que han llevado a esta debacle electoral. Análisis que debe de ser minucioso y pormenorizado, que permita sacar las oportunas conclusiones que lleven a revertir la situación de caída libre que actualmente tiene este Partido Socialista. De no ser así serán muchos años los que haya que pasar en el banco de la oposición, lugar al que lo han enviado los votantes mediante su expresión clara en las urnas.
Ante este resultado no se puede hacer como el avestruz, que esconde la cabeza debajo del ala, o tratando de mirar hacia otra parte, queriendo echar la culpa a todo el mundo menos al propio partido y sus dirigentes. Es posible que haya que reparar en la manera que el PSOE ha tenido tanto de gobernar en los últimos tiempos así cómo la de hacer oposición en esta última legislatura, en la que está claro que no ha conectado con la ciudadanía en ningún momento para transmitirles ilusión y ganas de cambio. Qué era lo que se esperaba en esta última contienda electoral, habiendo resultado lo contrario, como todos hemos visto.
Aunque como siempre se ha dicho las decisiones no se deben de tomar en caliente, tampoco no se puede perder mucho tiempo en debates estériles que no entren al fondo de la situación y analicen de cabo a rabo los acontecimientos, de manera que se haga un correcto diagnóstico que permita establecer las medidas correctoras para que el Partido Socialista vuelva a conectar con la sociedad y sobre todo con la clase media y trabajadora que es la que ahora parece ser qué le está dando totalmente la espalda. En los últimos comicios celebrados en otros territorios los resultados han sido muy similares, marcando una clara tendencia descendente del Partido Socialista que, a poco que se descuide, puede pasar de ser la segunda fuerza política como lo es ahora mismo a la tercera o cuarta.
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