Tiempo para la esperanza
«No olvidemos que la democracia, solo puede ser real cuando existe la trasparencia, la verdad y se va perdiendo con la mentira. La institucionalización de la mentira es la crisis de la democracia y el fundamento de la autocracia, de ahí que se luche por descubrir la verdad objetiva de los hechos y de las decisiones independientemente de sus efectos y repercusiones.»
Andrés García Lorca
Catedrático de Universidad en el Área de Análisis Geográfico y Regional
Sábado, 6 de diciembre 2025, 22:04
La concatenación de hechos y manifestaciones que difunden los medios de comunicación social en relación con la actividad política y la corrupción es tan brutal, ... que resulta muy difícil aislar ambas realidades, de hecho, mucha gente ve una relación causa efecto en esta situación, cuando no es o, mejor, no debería ser así, pero lo cierto y verdad es que para los políticos pintan bastos, es decir se les presentan tiempos pocos favorables de continuar en esos esquemas de conducta.
Pese a que no se debe generalizar, pues hay muchos políticos que buscan servir a la sociedad de donde han salido, tampoco están por la labor de perder privilegios o renunciar a determinadas regalías buscando responder con autenticidad a los sectores más necesitados, pues eso queda para los héroes auténticos y no es ese el perfil de la actual clase política. Pero, aun así, con esas mimbres se pueden construir buenos cestos si hay ideas a proyectar y capacidad de resolución para llevarlas a cabo, de ahí que mantengamos la esperanza en el cambio.
Si analizamos la realidad del sector público a la luz de los acontecimientos que se han producido y las declaraciones acusatorias de implicados en procesos judiciales , la situación a primera vista parece demoledora, no en vano la corrupción política es posible si la hay en las estructuras de la administración ya sea central, autonómica o local; y reitero que no se puede generalizar, pero corrupción, «haberla, hayla», aunque será más o menos intensa en función de la calidad y eficiencia de los sistemas de control administrativo, del celo de los funcionarios así como de los responsables políticos, que tienen la obligación de vigilar y promover actuaciones administrativas basadas en la justicia y equidad; pero desgraciadamente el nepotismo y el clientelismo político anulan de hecho cualquier intento de gestión honesta y eficiente; no obstante hay muchos funcionarios conscientes de sus responsabilidades y misión al servicio de la sociedad que constituyen una punta de lanza para la esperanza.
Hoy día están saliendo a la luz muchas cosas que eran desconocidas lo que supone una forma de triunfo sobre lo oculto, las tinieblas del mal, al quedar iluminadas por la verdad lo que es ya otro motivo para la esperanza; porque si se conoce la verdad de lo oculto, se podrá corregir y transformar para evitar que se enquiste en la sociedad. No olvidemos que la democracia, solo puede ser real cuando existe la trasparencia, la verdad y se va perdiendo con la mentira. La institucionalización de la mentira es la crisis de la democracia y el fundamento de la autocracia, de ahí que se luche por descubrir la verdad objetiva de los hechos y de las decisiones independientemente de sus efectos y repercusiones.
Tenemos la necesidad de afrontar el futuro desde una perspectiva nueva, la de la esperanza inconformista, pero lo más importante es descubrirla en nosotros y hacerla descubrir en los demás para vivir con mayor plenitud y más libertad. En España, una gran parte de la población conserva valores sociales muy importantes que han permitido superar odios y enfrentamientos, que, ahora, se ponen en cuestión por intereses de poder personal utilizando cualquier medio de manipulación social, que es necesario rechazar por propio espíritu de supervivencia y de progreso; pues el progreso se logra desde el entendimiento mutuo que se expresa en la unidad social, sin unidad social no hay avance, no hay progreso, por mucho que se repita que sí lo hay por las estructuras y voceros del poder. Los que promueven el enfrentamiento como los nacionalistas, comunistas y supremacistas no son progresistas, son restos fósiles de un pasado ya superado y sobre el que no hay que volver.
Estamos en el tiempo litúrgico de Adviento esperando la venida de Cristo, de la Luz que ilumina al mundo, por eso se expresa en nuestra cultura con la profusión de adornos e iluminaciones en las casas y ciudades y que obedece a algo más profundo como recoge el lema de nuestra Universidad: In lumine sapientia», la sabiduría está en la luz, por eso hay que tener la esperanza de que la Luz nos ayude a superar las dificultades traiga la paz y el progreso social.
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