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Donde agitan las palabras

Sostenella y no enmendalla

La mayoría de la gente discute para ganar, no para aprender

alfredo ybarra

Miércoles, 29 de junio 2022, 00:38

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Vivimos en medio de un tremendo torbellino de información donde las verdades se mezclan con las noticias falsas, falsas verdades, y verdades a medias; lo ... que diluye nuestro discernimiento más que nunca. Por eso me inquieta especialmente cómo renunciar a una postura o renunciar y asimilar un razonamiento contrario a uno anteriormente establecido, es un proceso que puede resultar desafiante para nuestro modo de pensar. Cambiar de opinión no está bien visto. Cuando alguien cambia de idea, lo vemos como una falta de coherencia, en lugar de como un ejercicio de rigor. Me estoy acordando de ese dicho 'sostenella y no enmendalla' de los viejos romances de caballeros, que por ejemplo encontramos en Las mocedades del Cid, de Guillén de Castro (siglo XVII), que representa la actitud y el concepto del honor de los antiguos hidalgos que una vez que habían desenvainado la espada por cualquier agravio o disputa, aunque se hubieran equivocado, no tenían más remedio que sostenerla y usarla hasta el final, bajo pena de quedar en entredicho. Y de alguna manera aquel concepto del orgullo pervive, no tan vehementemente, claro, pero sí con obstinado carácter.

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