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El Involucionista

La soledad del ignorado

«Antes, cuando no había móviles, Internet no estaba ni en proceso de concepción y se dormía con la puerta de la casa abierta, era distinto. Uno estaba pendiente del otro y viceversa; los problemas del día a día se mancomunaban y se encontraba siempre una pronta solución. Ya no»

Juan Sánchez

Periodista

Lunes, 12 de febrero 2024

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Seguro que recuerdan la publicidad de hace cosa de una década de una conocida marca de climatización en la que un tipo, que le daba ... más que un aire a Woody Allen, postrado sobre el diván del psiquiatra advertía a éste de que tenía un problema de personalidad porque cuando iba a una fiesta nadie reparaba en él, instante en el que el facultativo se levantaba y abandonaba la estancia para atender el timbre de la puerta y la consola del aire acondicionado se apagaba automáticamente porque iba equipaba con un sistema de desconexión ante la ausencia de personas en el entorno. Pues créanme que ayer me sentí igual que este individuo. Tenía mi primera consulta con el fisioterapeuta para arrancar mi tratamiento para combatir el edema oseo que padezco en el plano de la tibia de la pierna derecha. Me condujo a un gabinete para colocarme el equipo de magnetoterapia durante 30 minutos y hora y media después me vi en la necesidad de bajarme en la camilla con los cables colgando y encontrar el socorro de la auxiliar de la consulta contigua, entre otras cosas porque precisaba ir al baño. El majo de mi fisioterapeuta se había olvidado de mi.

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