Soberbia
«Alguien, incluso, se atrevió a afirmar que se la estaba ultrajando por su condición de mujer cuando la mentira no tiene género. Porque lo que hizo Noelia Núñez en los últimos diez años ha sido mentir. Y no una, sino varias veces»
Ángel Iturbide
Periodista
Sábado, 26 de julio 2025, 23:23
Conozco a muchos políticos que apenas tienen estudios y que no echan de menos esa falta de formación porque la suplen con trabajo y ganas ... de servir a los ciudadanos. Sobre todo en la política más local, más pegada a la gente. Sé también de políticos con largos currículos llenos de licenciaturas, doctorados, masters, en definitiva, con un exceso de formación. También, representantes públicos que, aunque tienen estudios universitarios, han hecho de la política su profesión y han vivido desde jóvenes de ella sin que hayan salido nunca al mundo laboral porque no les ha hecho falta. Son los profesionales de la política que un día ocupan un sillón en una institución, luego pasan a otra institución y a otra y a otra así hasta que no les queda más remedio que jubilarse, a pesar de que muchos no quieren porque se les acaban los beneficios derivados del cargo. Pienso en abogados que nunca han defendido a nadie o en médicos que jamás trataron a un semejante. A excepción de los primeros a todos ellos les une el aparentar. Muchas veces lo que uno no es y ahí es fácil caer en la tentación de afirmar que se es lo que nunca se ha sido y, a partir de ahí, surgen los problemas. Y los escándalos. Porque que se sepa para ocupar una plaza en el Congreso de los Diputados, o en el Senado, o en un parlamento, o en una diputación o ayuntamiento no se exige ninguna titulación sino vocación de servicio público. Lógicamente cuanto más formado y preparado esté uno mejor podrá asumir el cargo o desempeñar aquello que le han encomendado, pero hoy por hoy no hay que tener un currículo de varios folios para ejercer la política. Ahora bien, la soberbia es el gran enemigo.
Es lo que le ha ocurrido a Noelia Núñez que ha dimitido de todos sus cargos. Desde concejala y portavoz del PP en el Ayuntamiento de Fuenlabrada, pasando por diputada en el Congreso y, en el plano orgánico, vicesecretaria de Movilización y Reto Digital del Partido Popular. Su pecado: inflar su currículo vitae. Con 33 años, Noelia Núñez, comenzó su andadura en la política en 2015 cuando accedió a una concejalía en el Ayuntamiento de Fuenlabrada. Entonces tenía 23 años lo que da munición de gran calibre a aquellos que consideran que hay muchos políticos que comenzaron en la vida pública tan pronto que apenas se formaron. Ese es el problema de Noelia Núñez que no terminó sus estudios (si es que los comenzó), y el error fue rellenar las fichas del ayuntamiento madrileño, del Partido Popular y del Congreso de los Diputados afirmando que estaba en posesión de un doble grado en Derecho y en Ciencias
Jurídicas de las Administraciones Públicas. Soberbia. Pero la soberbia dio paso el jueves a una auto humillación que se infligió a sí misma Núñez. El miércoles por la tarde se apresuró a dimitir de todos sus cargos, según parece por iniciativa propia, aunque es posible que recibiera un pequeño empujoncito para dar el paso.
Noelia Núñez apareció el jueves en diferentes medios de comunicación y redes sociales diciendo que todo se debía a un error al rellenar las fichas y que en vez de decir que estaba en posesión del doble grado en Derecho y Ciencias Jurídicas de la Administración, pues tendría que haber dicho que tenía estudios, sin más que especificar. Hasta llegaba a dar cierto sentimiento de pena al verla al borde de las lágrimas contando cómo no se limitaba únicamente a pedir perdón sino que asumía la responsabilidad de su error. A partir de ahí vinieron las comparaciones con cómo actúa el PSOE, Pedro Sánchez y demás.
En el partido salieron en su defensa para destacar su valentía a la hora de asumir la responsabilidad de sus actos, no como otros. Y al final Noelia Núñez era la víctima de todo. Alguien, incluso, se atrevió a afirmar que se la estaba ultrajando por su condición de mujer cuando la mentira no tiene género. Porque lo que hizo Noelia Núñez en los últimos diez años ha sido mentir. Y no una, sino varias veces. Por eso, que no vengan a ponerla como ejemplo de valentía al asumir su responsabilidad porque no es ejemplo de nada, por el contrario es una soberbia con una absoluta falta de humildad que no le importó mentir engordando un currículo que no daba para más. Ahora bien, tampoco nos vamos a extrañar cuando ahí está Carlos Mazón que lleva mintiendo nueve meses sin haber asumido su responsabilidad y sin que nadie en el partido le haya dicho que ya está bien, que se vaya de una vez. Por decoro y por dignidad. Y, por supuesto, que dimitan, que abandonen sus cargos todos los que hayan mentido en sus currículos alguna vez porque no deja de ser gravísimo. Da igual el partido que sea. Si nos mienten es porque nos toman por gilipollas. Que se vayan como lo ha hecho Noelia Núñez, pero ojo que no lo haga como una víctima porque si lo es, es solo de su soberbia.
Lo más lamentable de todo ello es que Noelia Núñez lo mismo es una grandísima política que podía aportar mucho a la delicada situación de la política en este país, pero es que la mentira tiene muy poco recorrido.
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