Sesgo de confirmación

El sesgo de confirmación es solo un ejemplo de los muchos sesgos cognitivos que tenemos los seres humanos. Un sesgo cognitivo es una forma de procesar la información de forma distorsionada. Estas distorsiones no se producen de forma aleatoria, si no que tienden a producirse de la misma manera, y por tanto podemos predecirlo. A partir de los pioneros trabajos de Peter Wason en los años 60, y otros muchos realizados hasta la fecha, sabemos que una vez hemos decidido que estamos a favor o en contra de una idea, o que nos cae bien o mal una persona, nuestra forma de pensar está enfocada a confirmar dicha opinión. Y esto ocurre incluso aunque haya una abrumadora cantidad de evidencia objetiva en su contra. Una vez hemos contruido una opinión tenderemos a atender y buscar más la información que esté alineada con dicha opinión, desatendiendo o quitándole importancia a aquella información que vaya en contra. Incluso aunque esa información la hayamos procesado previamente, ya que tenderemos a recordar de forma selectiva aquella información que confirme nuestra opinión.

El sesgo de confirmación afecta a nuestras opiniones sobre asuntos de distinta índole: políticos, económicos, de salud o incluso paranormales. Los sesgo son inherentes a la forma en la que procesamos la información por lo que difícilmente se pueden combartir. Aun así, existen distintas estrategias que podemos usar para reducirlo. Ser consciente de que existe y que todas las personas nos vemos afectadas por él es el primer paso para poder contrarrestarlo. También debemos aceptar que podemos estar equivocados y desarrollar una mentalidad crítica incluso con nuestras propias opiniones. Finalmente, estrategias como el rodearnos de personas con opiniones distintas a la nuestra, leer distintos periódicos, ver las noticias en distintos canales, en definitiva, prestar atención a las opiniones contrarias a la nuestra y contrastarlas de la forma más objetiva posible puede ser útil para reducir el sego de confirmación.