Me encanta ver a Sergio García porque siempre tiene algo entre manos, literalmente hablando. Da igual que le hayas visto solo unos días antes: fijo ... que ya está con algo nuevo. Puede ser un trabajo para 'The New Yorker', la prestigiosa revista norteamericana cuyas portadas son referencia obligatoria en el mundo de la ilustración internacional. O algo para el mismísimo 'The New York Times'. Sí, ya saben, de los 'niuyortaims' de toda la vida.
Puede ser una ilustración sobre libros para 'Babelia' o la extraordinaria portada para el especial del 90 aniversario de IDEAL, todo un viaje en el tiempo por la historia del periodismo cargada de evocación, recuerdos y contemporaneidad. O como me pasó el otro día, que compré el disco de Lori Meyers por el dibujo de Sergio para la carátula. ¿Se lo pueden creer? Dicen que, al contrario que los bares, los libros y los discos no se eligen por las tapas. Ya les digo yo que hay excepciones. Como la portada de Paco Pomet para la reedición de 'En la carretera' en Anagrama o este 'Espacios infinitos' de la banda lojeña.
Pero es que, además de su trabajo como dibujante e ilustrador, Sergio García habla latín. ¡Lo que sabe este hombre! Su cabeza va todavía más rápido que su lápiz electrónico interactuando sobre una tablet. Y ahí hay velocidad lumínica y precisión quirúrgica, créanme. Da gusto escucharle hablar de sus trabajos en ejecución, de sus proyectos o de cualquier otra cosa. De hecho, tenemos pendiente una conversación gastronómica al calor de una birra bien fría que se promete de lo más jugosa.
De ahí que ayer a mediodía pegara un tremendo bote de alegría al leer la noticia que nos anticipaba José Enrique Cabrero: 'El granadino Sergio García, Premio Nacional de Ilustración 2022'. ¡Cuánta razón en el dictamen del jurado, para el que nuestro hombre «es un ilustrador que amplía el formato libro llevando la narración gráfica a otros lugares». Un galardón concedido «por multiplicar las posibilidades de la ilustración con imágenes que por sí solas narran». ¡Sí! Verdad verdadera.
Y también dice que Sergio «goza de un lenguaje propio y singular, además de una técnica con una riqueza lineal que se adentra al infinito». ¡Y tanto!
Lo tengo muy escrito. El caudal de talento por metro cuadrado que atesora Granada en materia de dibujo, cómic e ilustración debería ser la envidia del mundo. Alguien, en algún momento, se dará cuenta. Y hará algo. De momento, ¡muchas felicidades, Sergio!
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